Un régimen de ayudas que se reduciría cada tres años

La opción elegida por la Comisión Europea para determinar el futuro del reglamento del carbón que caduca el próximo 31 de diciembre propone que la regresividad (la reducción) de las ayudas se realice cada tres ejercicios, y no de manera anual, para permitir «una estabilización temporal» ante «hechos inesperados». Así, la tasa de regresividad se define en periodos sucesivos de tres años.

Supone de hecho la reducción de un 25% de las ayudas en cada una de estas revisiones, con un máximo de doce años para establecer el cierre definitivo de la explotación. La propuesta establece que los estados puedan regular las ayudas para permitir que una mina de carbón continúe su actividad hasta la fecha de cierre prevista.

Esto en lo que se refiere a las denominadas ayudas al cierre, una «ayuda al funcionamiento diseñada para cubrir las pérdidas en la producción» de las explotaciones que van a cerrar. Y que tendrían que ser devueltas en el caso de que la mina finalmente no cierre.

La propuesta incluye también ayudas para cubrir costes excepcionales, desde las cargas sociales por la pérdida de empleo a las medioambientales.