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Un verano que no es de aquí

Las olas de calor insisten en el tramo final del estío y volverán a situar los termómetros en registros exagerados para agosto

El mercurio repuntará hasta valores que no suelen verse durante estas fechas.

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León

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Las previsiones del tiempo para los próximos días pronostican jornadas calurosas que podrían llevar el mercurio hasta los 35 grados en algunos puntos de la provincia. El inhabitual repunte de las temperaturas en la recta final del verano levanta la línea de las estadísticas hacia niveles de alarma, especialmente si se tiene en cuenta que en León no se daban los actuales registros de calor desde hace varias décadas.

Los elevados valores que lucen los termómetros tienen especial incidencia en las noches, momento en el que apenas se nota la bajada habitual de la temperatura. El calor registrado estos días por la Agencia Estatal de Metereología en León reduce la tradicional amplitud térmica, que en ocasiones se situaba alrededor de los veinte grados. Las diferencias entre las mínimas y las máximas decrecen y los registros medios se desplazan hacia valores más elevados y más propios de zonas más meridionales.

Por otra parte, según las previsiones de José Maldonado, durante lo que resta de semana las temperaturas en la mitad sur de la Península volverán a ser noticia digna de resaltarse.

Observación oficial y urbana. El meteorólogo también explica las diferencias entre las mediciones oficiales y las que registran los termómetros urbanos. Según Maldonado, si el termómetro está al aire libre marcará una cosa y si está protegido marcará otra. También habrá variaciones en función a la altura que se tome la temperatura. Ante estas dificultades las mediciones se llevan a cabo de una forma estandarizada tomando una serie de precauciones y esos son los datos que se dan como «oficiales».

Los termómetros en los que se miden esos valores están situados dentro de unos cajones de madera, que se denominan «garitas meteorológicas», cuyas paredes, incluso las puertas, de un metro de longitud o poco más, están formadas por una doble persiana, es decir, son dos series de listones inclinados hacia abajo tanto por fuera como por dentro, de forma que no permitan el acceso de la radiación exterior. La persiana externa impide la entrada directa de los rayos solares y la interna detiene los que proceden del suelo por reflexión. El suelo de la garita también está formado por un doble sistema de listones con el mismo objeto de impedir la entrada de los rayos de sol pero de forma que, como las paredes, permitan la circulación del aire, y el techo es inclinado para que no se estanquen la lluvia o la nieve. Este cajón, que se pinta de blanco para evitar su calentamiento, se monta, de manera que la puerta habrá hacia el norte, sobre cuatro patas que tienen una altura de unos 120 centímetros y se coloca sobre una superficie de tierra llana.

En las estaciones meteorológicas automáticas que actualmente también se emplean y que son de gran precisión, el sensor de temperatura está rodeado por un protector que, asimismo, lo aísla de la radiación solar y otras fuentes de calor irradiado o reflejado.

Antiguamente se hacía una observación llamada «temperatura al sol» pero ya hace años que se desechó porque el poder de absorber la radiación es una propiedad que los cuerpos poseen en grado distinto y, por tanto, según la sustancia de que esté construido el termómetro y el color de su superficie, se calentará más o menos.

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