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Regreso a la ruta del asfalto

Dos centenares de mineros de Laciana y el Bierzo inician hoy en Villablino la caminata de protesta a la capital de la provincia para exigir sus sueldos y el real decreto que garantice el futuro de sus pueblos

Francisco Aller, Laureano L., Jesús Á. Rodríguez, Carlos F., Elías B., Antonio F. y Samuel G.

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asun g. puente | villablino
León

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«Es que no nos paga Victorino». Ainara, de 4 años, respondió así a su maestra en el colegio de Villablino cuando le preguntó el primer día de clase dónde estaban sus libros. Su padre, Laureano López (35 años, 13 de ellos en la mina) es uno de los 200 integrantes de la Marcha Negra que hoy a las 11.00 horas parte de Villablino con destino a la capital de la provincia, donde llegará el día 29, el mismo en que está previsto que los comisarios europeos aprueben el anhelado decreto del carbón. Alrededor de 170 kilómetros por delante y nueve etapas.

Silvia, su mujer, también del Valle de Laciana, espera el momento del arranque de la marcha entre el orgullo y la preocupación. «Iré con mi hija a despedirle, están muy unidos y le va a echar mucho de menos». Prepara con su marido todo lo necesario para estos nueve días fuera de casa: la funda, el casco, el calzado, el saco de dormir, utensilios de aseo... Y recuerda, rememora, la angustia que pasó cuando Laureano (trabajador del Pozo Calderón de Coto Minero del Cantábrico) ya estuvo encerrado ocho días -"hace medio año-" en el que en Villablino se conoce como «el búnker» del Grupo Victorino Alonso. Como no quiere que su hija esté demasiado tiempo separada de su padre, piensa en acudir a varios finales de etapa en el camino a la capital.

Cerca de su casa, en la sede de los sindicatos UGT y Comisiones Obreras, justo en el kilómetro cero desde donde hoy partirá la segunda Marcha Negra, todo son preparativos a contrarreloj. Los responsables de Minería en la autonomía de estas organizaciones, José Manuel Álvarez Maestro y Augusto Pires, respectivamente, repasan con compañeros detalles como comidas, desayunos, bocadillos, botellas de agua, polideportivos para dormir... La siguiente cita, en Ponferrada, ya aunó criterios entre los mineros de las otras dos cuencas participantes: Alto Bierzo y Fabero-Sil, que suman 120 hombres a la marcha, además de los 80 del Valle de Laciana. Todos ellos están en huelga desde hace quince días, un paro que desde hoy se convierte en indefinido para todos los trabajadores de los grupos Victorino Alonso y Viloria, alrededor de 2.500 entre plantillas y contratas.

La segunda Marcha Negra parte hoy con el reto de emular la gran repercusión del modelo que siguen, la de 1992, cuando 500 mineros caminaron desde la capital de Laciana a Madrid en una marea de solidaridad que conmovió a España entera.

«El 92 no es el 2010. Ahora hay cuatro millones de parados y no sólo está el problema de los mineros, aunque nosotros tenemos que luchar por lo nuestro y el futuro de nuestros jóvenes», reconoce el presidente del comité de empresa de Coto Minero del Cantábrico, Francisco Aller.

A las puertas de los sindicatos, mineros preparados para la marcha que hoy se inicia. «Si tenemos una solución, al instante abandonamos el camino y volvemos a casa, una solución que nos garantice el pago de nuestras nóminas y el real decreto para garantizar el futuro», aseguran. También reconocen que era necesario un giro en las movilizaciones de la huelga: «No podíamos seguir con una reivindicación violenta, con los cortes de carreteras y enfrentamientos; así no molestamos a nadie».

Múltiples frentes. Una huelga que tiene abiertos múltiples frentes desde el primer lunes de septiembre: doce trabajadores encerrados en el Pozo Casares de Tremor de Arriba, cuatro en huelga de hambre en Ponferrada, donde también permanecen otros compañeros acampados, múltiples cortes de carretera y negociaciones en distintos ámbitos para conseguir que los sueldos lleguen. También profundas discrepancias entre sus empresas y el Gobierno sobre las ayudas y el destino y una batalla en Europa para lograr que los comisarios aprueben de una vez el decreto.

Mientras preparaban a contrarreloj la intendencia tras la asamblea de primera hora de la mañana, donde se decidieron por sorteo los nombres de los participantes de Laciana, mujeres del valle trataban de llamar la atención de la Reina de España en la capital de la provincia. Lograron hacerle llegar la carta, donde relataban la amenaza que cierne sobre la cuenca y el futuro de su principal sustento: el carbón.

Hoy está previsto que cientos de personas de Laciana despidan a los 200 mineros participantes en la segunda Marcha Negra en su camino hacia León. En la memoria, 1992, dieciocho años después y la oleada de solidaridad que los mineros consiguieron de todo el país.

Nueve etapas por delante y las familias de dos centenares de mineros pendientes de cada paso. Titulares y también suplentes, ya elegidos ayer para responder ante cualquier tipo de contingencia. La organización quiere rigor en los caminantes y que finalicen las etapas. Si las noticias no son buenas el día 29 de septiembre cuando lleguen a la capital leonesa, ya está decidido: al día siguiente iniciarán la ruta a Madrid, no cesarán hasta que no les garanticen sus sueldos y el decreto.

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