«Con la lupa y el catalejo puedo estudiar mejor»

Natalia Tascón Martínez tiene 17 años. Estudia tercero de ESO en Las Agustinas. Un tumor cerebral a los cuatro años la dejó sin visión en un ojo y con dificultades visuales en el otro. «Nunca pensé que pudiera entrar en la Once», explica su madre, Belén Martínez. «Ahora estoy encantada». Hasta hace pocos meses, esta estudiante apenas podía leer, lo que dificultaba su aprendizaje en el aula. «En la Once me han dado un catalejo para que vea de lejos y una lupa para que lea, además de unas gafas especiales». Además de los apoyos técnicos y humanos -un profesor de la Once acude una vez a la semana para ayudarla en la adaptación curricular del material escolar- su asiento está en la primera fila de su clase y los profesores les dan los exámenes con un tipo de letra más grande que la del resto de sus compañeros.

Las asignaturas que más le gustan son la de letras: sociales y lengua, «las matemáticas no se me dan bien», es la frase más repetida en personas con discapacidad visual, «tengo dificultad para colocar los exponentes».

Pero si los avatares de la vida la colocan en el buen camino, Natalia no necesitará ser un número uno en álgebra. Lo que más le gusta es se cocinera. «Me meto con mi madre en la cocina y le ayudo a preparar la comida. Cuando sea mayor quiere tener mi propio negocio de cocina». Para entonces, la Once seguirá a su lado y le ofrecerá ayuda para adaptar su puesto de trabajo a sus necesidades laborales. Mientras tanto, la lupa le ayuda a leer todas las recetas de cocina que caen en su mano.