«Eso de que la maté yo lo dicen ustedes»
Óscar Tello, el mayor de los cuatro detenidos acusado de tomar parte en el homicidio de Marta Villayandre, rechaza en los últimos interrogatorios ante la Policía haber sido el autor material del crimen
Óscar Tello, uno de los cuatro detenidos acusados de participar en el homicidio de Marta Villayandre negó ante la Policía Nacional su participación en los hechos y resultó tajante a lo largo de los interrogatorios a los que fue sometido durante el fin de semana pasado en los calabozos de la Comisaría: «Eso de que la maté yo, lo dirán ustedes», dijo retador ante los agentes.
Tello, colombiano de 46 años de edad, permanece en prisión imputado en la muerte de la joyera el pasado día 18 de enero, en un piso de la calle Sancho Ordóñez del barrio de San Mamés donde se habían citado al menos dos de los supuestos implicados con la víctima, teóricamente para llevar a cabo una operación de compra-venta de joyas. Los investigadores están convencidos de que en realidad se trataba de una treta para robarle un maletín con más de 20.000 euros en joyas.
Tello da la impresión de ser un individuo frío, calculador y muy cerebral, a tenor de la impresión que ha causado a los agentes de la Policía Nacional que han tomado parte en los interrogatorios a los tres colombianos que ahora permanecen en prisión por su presunta participación en los hechos.
Aunque de baja estatura, es corpulento y de notable fuerza física. No presenta antecedentes penales relevantes. Ahora está imputado en sendos delitos de robo con violencia y homicidio por el crimen de Marta Villayandre. La Policía cree que hay un amplio listado de delitos menores presuntamente cometidos en su país.
Los tres súbditos colombianos detenidos, dos varones y una mujer, permanecen en prisión junto a un cuarto implicado, que fue enviado a la Prisión Provincial al día siguiente de la muerte de la joyera por otro delito que no tiene nada que ver con este homicidio.
Marta Villayandre desapareció el pasado día 18 de enero cuando se disponía a cerrar una importante operación de venta de alhajas en León. Su cadáver apareció en un barranco de la localidad asturiana de Parana, cerca de Campomanes. Uno de los tres detenidos, Carlos Moreno, confesó su participación en los hechos y guió a la Policía Nacional hasta el punto donde se encontraba el cadáver.
Registros domiciliarios. Las investigaciones continúan a buen ritmo, aunque la inspección ocular que se llevó a cabo a mediodía de ayer en los pisos de Torres de Omaña y Sancho Ordóñez no aportó pruebas biológicas al caso. La Policía trata de encontrar elementos que permitan confirmar que el lugar exacto en el que se cometió el homicidio es el inmueble de San Mamés, pero por si acaso también indaga en el domicilio de la compañera sentimental del detenido que protagonizó la confesión.
Contradicciones múltiples. El abanico de posibilidades se ha abierto como consecuencia de las contradicciones en las que han incurrido en sus testimonios prestados ante el juez los detenidos, que cambian constantemente las versiones ofrecidas con anterioridad.
Fuentes de la investigación achacan esta conducta a un mero mecanismo «de evasión», para tratar de complicar la instrucción del caso y abrir nuevos interrogantes al respecto, que puedan sembrar dudas de cara a un hipotético juicio.
En cualquier caso, los agentes de la Policía Nacional continúan con la investigación que abrieron hoy hace dieciocho días y que a pesar de que agota ya sus coletazos finales, todavía no ha terminado de concretarse.
Hay una especial satisfacción entre los mandos de la Policía Nacional por la dedicación con la que los agentes se están empleando en este caso, dadas las complicadas circunstancias que lo han rodeado.