La minería toma el camino de vuelta tras un año de batalla

La minería leonesa repliega las tropas que ha mantenido en el frente de lucha y reivindicación durante el último año, de forma especial desde el verano, para reivindicar el futuro para el sector. El acuerdo sectorial de la noche del viernes en Madrid ha aplacado la inquietud en las cuencas leonesas, que ya han avistado la muerte de la actividad minera, bajo la amenaza de la liberalización, la eliminación de las ayudas y la demora del decreto del carbón, llamado a dar tránsito a la actividad minera en tanto se acomoda a la situación que le espera después del 2018, sin incentivos públicos. La inmediatez, el decreto que insufle liquidez y mercado a las empresas y, lo que es más importante, empleo a los tres mil mineros aprisionados ahora por un ERE, parece resuelta. Con la certeza de que el día 8 se publicará la orden en el BOE, los encerrados en la delegación de Trabajo en León abandonaron la protesta. Antonio Blanco, Miguel Sánchez, Rubén Maraña y José Luis Álvarez se apostaron durante 17 días en una ofician de la inspección en Gran Vía de San Marcos como punta de lanza de una nueva acometida de movilizaciones en favor de la normativa que dé sustento a la única actividad económica que sustenta a la población en el norte de la provincia. Salieron jaleados por sus compañeros de tajo, aplaudidos por el tesón de la protesta. Como los mineros de Uminsa acampados durante 25 días en Ponferrada, que plegaron la tienda después de tener constancia de que en la firma del documento de Industria, sindicatos y Carbunión va implícito su regreso al trabajo, al mismo puesto que dejaron a finales del 2010, en una empresa empujada al borde de la quiebra tras superar el último año sin ingresos, sin venta de carbón, sin ninguna facturación, sin dinero en caja. La minería leonesa sigue viva de milagro.