Un vuelo de 600 metros sobre el Esla

A expensas de saber qué habrá de cierto en la promesa que sustentan los políticos en torno al cambio de vida que aportará el AVE a su llegada a León, lo que es seguro es que cambiará el paisaje. Y el horizonte a su paso. Se verá en la vega de Palanquinos, donde el Esla baja ancho y arrollador. El Esla, al que el tren salvará mediante un voladizo de seiscientos metros que tocará las dos orillas del rey de los ríos de León y dejará para la historia de la ingeniería un ejemplo puntero. La longitud de la estructura equipara este paso elevado sobre el Esla al puente que cose el valle del Luna anegado por el embalse (de 643 metros).

Distancias a parte, la obra para acercar el AVE a la margen derecha del Esla ya ha comenzado, con un proceso de construcción chocante , basado en encofrado trepante para las pilas del puente, donde cada puesta se apoya sobre el tramo inferior anteriormente construido. Es el sistema más adecuado para sujetar pilas de gran altura, como las que se precisan para encajar el soporte al pasillo que será un balcón sobre la ribera leonesa al paso de la Alta Velocidad.

El tablero del puente se va a construir por vanos sucesivos, y se ejecutará cada fase un vano y el primer tramo del siguiente. Para completar ese proceso se utilizará una autocimbra sobre el tablero, formada por una viga de celosía metálica que se apoya sobre una de las pilas y sobre el tablero ya ejecutado. De esa viga cuelga el encofrado metálico sobre el que se disponen la armadura y el hormigón que forma cada vano del puente. La carga técnica de manual de ingeniería no se detiene ahí; la autocimbra formará una estructura autoportante que permitirá la construcción del tablero del puente sin interferir sobre el terreno que quede a la sombra del viaducto. Así se abordan las obras en caso de cruces con ríos o vías de comunicación para evitar que los apoyos de las cimbras causen problemas técnicos y ambientales.

Y así se armarán trece vanos y un tablero de hormigón de 14 metros de ancho, con una estructura de cimentación profunda sobre pilotes de cemento armado de 1,8 metros de diámetros y longitud entre 20 y 30 metros. De ello resultará la evidencia sobre el horizonte y sobre el río Esla, una referencia en las comunicaciones de León que comienza a verse ahora romper junto a la ribera, en medio del paso de la alta velocidad.