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«Nos debería sonrojar que un siglo después sea necesaria la caridad»

La Asociación Leonesa recibió ayer la Medalla de Oro de manos del alcalde

Alejandro López Caride, presidente de la Asociación de la Caridad, Fernández y Chamorro.

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manuel c. cachafeiro | león
León

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«Con el fin de acabar con la mendicidad callejera, socorrer a los inhábiles, procurar trabajo a los hábiles y dar instrucción a los pequeños». Con esos principios se fundó en 1906 la Asociación Leonesa de Caridad que, ayer, 105 años después, recibió la Medalla de Oro de la Ciudad de León. Más de un siglo de trabajo y evolución social y económica que no han servido, sin embargo, para acabar con la pobreza en la que vive una parte de la sociedad. «Quizá nos sorprendan o sonrojen los términos en los que está redactada esta acta fundacional, pero más debería sonrojarnos que un siglo después la situación siga haciendo necesarias asociaciones como la Asociación Leonesa de Caridad, pese a la evolución imparable e impresionante que la sociedad ha tenido en estas últimas décadas», señaló ayer el alcalde, Francisco Fernández, en el acto de entrega.

Como manda la tradición, con maceros y un salón de Plenos lleno en su mayoría de voluntarios y amigos de la asociación, el Ayuntamiento entregó ayer un reconocimiento que ya fue aprobado en el año 2007 pero que, por motivos burocráticos, según fuentes municipales, se ha demorado hasta ahora.

En su discurso, Fernández señaló que a lo largo de estos años se han concedido otras Medallas, pero ninguna como ésta. «La Asociación Leonesa de la Caridad recibe hoy sólo un pequeño reconocimiento para lo grande que ha sido su tarea en estos años y por ello me siento aún, como representante de León, terriblemente en deuda con la tarea que han realizado», añadió.

La Medalla, según destacó el alcalde, quiere ser un homenaje también a todos los voluntarios que desde hace un siglo han colaborado con la asociación, «haciendo posible la asistencia y la atención a miles de personas que encontraron no sólo el calor de la ayuda sino también el abrazo, la atención personal, la comprensión y la caridad tras esas puertas después de que otras se cerraran».

Francisco Fernández incluso comentó su propia experiencia personal: «La última vez que acudí a la Asociación Leonesa de Caridad  me asaltó un doble sentimiento. Es por un lado un agradecimiento a la tarea  que realizan pero también una rabia interna por saber que aún hay historia que encerradas tras las paredes de la asociación no llegan a la calle y que deberían hacerlo. Allí, sentada en una sala, una mujer esperaba a que sus hijos hicieran los deberes. Había llegado a León hace unos meses huyendo de un marido maltratador y un encierro de años». El perfil del demandante de ayuda, según explicó, ha cambiado al mismo ritmo que ha ido evolucionando la sociedad. Ahora son más inmigrantes, desempleados, ancianos solos, las mujeres que huyen de la violencia...

En sus palabras de agradecimiento, el presidente de la asociación, Alejandro López Caride, recordó la trayectoria de la asociación desde sus inicios. El salto cualitativo que significó la cesión por la Caja de Ahorros de León de la actual sede de la calle Puerta Obispo, detrás de la Catedral, y la labor actual que se resume en los 20.500 desayunos, las 30.000 comidas, las 2.000 meriendas y las 32.500 cenas que ofrecieron el año pasado. «Una dura realidad», dijo, en un mundo en el que aún hay gente que piensa que «no todo debe ser el beneficio».

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