«Tenía un corazón igual de grande que de limitado y estaba advertido»
Dos personas especialmente vinculadas a la trayectoria de Rubén Mendoza destacaron ayer las múltiples virtudes que jalonaban la personalidad de la víctima. Para Javier Arias, coordinador del proyecto León Acoge «la desgracia es mayor aún porque se trata de una persona que siempre se prestaba a colaborar con todo el mundo y que lo mismo estaba con los críos jugando al fútbol que preparaba las sesiones de baile en el salón de actos del colegio».
El jefe de Deportes del Centro Don Bosco, Emilio Ferrero, estaba totalmente abatido en el momento de conversar con este periódico: «Estoy en la puerta del tanatorio y va a ser un trago muy duro. La verdad es que además de ser una buena persona, Era un chaval que estaba especialmente implicado en todas las actividades que organizaba el centro. Tenía un corazón enorme, pero sabía que estaba algo limitado. Había venido de Madrid la semana pasada, de hacerse unas pruebas y le habían dicho que había pasado ya la parte más severa, pero que aún así tenía que tener mucho cuidado y no someterse a esfuerzos intensos».
Arias había compartido actividades con él en León Acoge y destacó que después de haber participado en un programa de carácter solidario en Angola, ya había sacado el billete para repetir este año. «Estaba preparando su futuro profesional porque quería empezar a encaminar las cosas y la verdad es que estamos todos especialmente tocados».
Ferrero destacó su infatigable voluntad de colaborar con el Centro Don Bosco en las actividades de tiempo libre y se sorprendió en cierta medida de lo ocurrido «porque sabía que tenía que medir los esfuerzos, pero estas cosas pasan y la verdad es que estamos todos muy afectados».
El joven cursaba estudios en el centro educativo mencionado, donde hoy se le tributará el último adiós.