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Calor y Café pide protección policial tras el navajazo de un usuario a un cuidador

La dirección del centro presenta una denuncia por agresiones y amenazas

Pablo Paredes muestra la herida que sufrió hace diez días en la agresión.

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carmen tapia | león
León

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El centro de acogida nocturna Calor y Café, dependiente de la sociedad San Vicente de Paúl -”declarada de utilidad pública desde 1972-” permenecerá cerrado hasta el lunes tras el navajazo sufrido por un cuidador por parte de uno de los usuarios del programa. La directora del centro, Josefina Herrero Durántez, ha solicitado a la Policía Local la presencia de un agente en la puerta de la casa de acogida a la hora de apertura -”las 10.00 de la noche-” como «efecto disuasorio» para evitar los posibles altercados. La agresión sufrida por el trabajador el pasado 26 de abril es la primera que se produce en el centro desde su apertura en 1998, aunque son frecuentes los insultos entre los usuarios que acuden a este servicio.

La directora del centro y el trabajador agredido presentaron ayer una denuncia en los juzgados de León por agresiones y amenazas. «He recibido insultos en mi teléfono móvil y tengo miedo, pero la policía me dice que hasta que no me amenacen de muerte no pueden hacer nada». El concejal del Policía y Seguridad Ciudadana, José Antonio Díez, destaca que la policía local no tiene competencias para vigilar los centros privados, como es Calor y Café, y rechaza la posibilidad de enviar a un policía a vigilar la entrada, Díez asegura que la policía local tiene una fuerte presencia en las inmediaciones del centro, al ser casco histórico, «y les hemos dicho que si tienen algún problema nos llamen y acudimos enseguida, como con cualquier ciudadano que nos necesite».

Una labor social . Calor y Café realiza una labor social allí donde no llegan las administraciones y es el único centro de León que ofrece un techo a los transeúntes de León, realizando una labor social que se mantiene con las subvenciones de las instituciones y los donativos y la cuota de los asociados. Cada día pasan veinte personas por el centro, el único de León que acepta a mujeres con hijos. El aumento de la asistencia en los meses de invierno obliga a la dirección a colocar camas supletorias.

Este periódico ha podido saber que la misma persona que agredió al educador de Calor y Café protagonizó un altercado en el comedor de la Asociación Leonesa de Caridad, pero puestos en contacto con el centro han preferido no hacer valoraciones.

Los agentes de la policía local sin estén presentes en la entrada de tarjetas del comedor social de León a las horas de apertura en el desayuno, comida y cena. El concejal afirma que la presencia policial en las inmediaciones del comedor social es la habitual en la zona «y sólo entran cuando las personas que atienden el comedor les avisa».

«Si no me dejas entrar, te mato» . «Si no me dejas entrar te mato», le espetó uno de los usuarios a Pablo Paredes, de 21 años y trabaja en Calor y Café desde el año 2007. Entonces sintió un pinchazo en el hombro, «creí que me había dado con un bolígrafo, casi no me di cuanta», relata, «salió corriendo y cuando cerré la puerta ví que sangraba. Me fue al hospital y me dijeron que la herida estaba hecha con un objeto punzante, posiblemente una navaja. Me dieron tres puntos de sutura y tres de aproximación».

Pablo está de baja hasta el lunes, razón por la que el centro no abrirá hasta esa fecha. «Nunca antes habíamos tenido una agresión, son frecuentes los insultos entre ellos, pero nunca habían llegado a una agresión física», explica el trabajador, que ese día negó la entrada a uno de los usuarios que quería tomar café, «pero solo pueden entrar los que van a pasar la noche», asegura.

Pablo es uno de los dos trabajadores que se reparten el cuidado del centro.