El candado del amor prende en León
Ya no se tallan árboles a punta de navaja o punzón, con los nombres de los enamorados y un corazón de por medio, atravesado con una flecha, para postergar el amor a gusto del crecimiento de la corteza del tronco; no. Los enamorados dejan en prenda candados, candados de amor, que aumentan como una plaga por León, en los puentes que cruzan el Bernesga, donde se citan las parejas para dejar el sello de su unión pegado a una cerradura, prendido de una valla de una paso fluvial y luego, de espaldas, arrojar la llave al río. El nuevo curso romántico tiene su origen en una novela del italiano Moccia, cuyos protagonistas realizaban este ritual del candado del amor sobre un puente del Tíber. La ciudad eterna se contagió; otras ciudades después, Europa entera. León también. Lo verán en los mallados metálicos sobre el Bernesga, cargados de compromisos.