Una lección para todos

Para que todos aprendan al mismo ritmo, Víctor Fuertes Melón, se ha adelantado y ha creado un libro de adaptación curricular durante sus prácticas como profesor. Tras cursar la parte teórica del Máster de Profesorado le llegó la hora de las prácticas. Fue en el Instituto de Eras de Renueva donde se encontró una realidad que no se esperaba. En su clase contaba con tres alumnos con necesidades educativas especiales. Esto le suponía que la clase general tendría que adaptarla especialmente para esos tres chicos. Utilizó el único libro de Segundo de la ESO de adaptación curricular que hay en España, pero su contenido y golpe visual no le convenció.

«No era atractivo, no lograba atraer la atención necesaria para esos alumnos», asegura. Se puso manos a la obra y fue el mismo quien fue adaptando el temario a esas necesidades. Necesitaba reducir al máximo las definiciones, utilizar palabras sencillas y además proponer actividades que no supusieran un bloqueo. Anteriormente había participado en más libros como ilustrador, faceta que ha aprovechado para hacer un libro de texto atractivo incluso para quienes lo ven como obstáculo para su aprendizaje. Víctor se licenció en Biología, y como muchos otros recién licenciados optó por cursar el máster para abrirse camino en la enseñanza. Esta experiencia le ha servido para darse cuenta de muchas realidades que marcan el día a día de la educación en las aulas y ha logrado con su trabajo ayudar a otros profesores que como él se han visto en la misma situación. Y es que el pasado lunes se lanzó la primera tirada y el viernes se decidió ampliar por el éxito que ha tenido. Centros de Andalucía, Baleares, Valencia, Galicia y León, reclaman este apoyo para sus clases. Su buena acogida se debe a que ha logrado sintetizar las necesidades educativas de quiénes necesitan una atención especial para conseguir que sigan las clases y aprendan.

Las sencillas explicaciones se completan con divertidos ejercicios. Crucigramas, el juego del Ahorcado, sopa de letras...y así hasta completar una amplia lista de juegos que ayudan al aprendizaje del temario. Víctor asegura que lo más difícil ha sido «hacerlo de una manera sencilla, corto y que se entienda. Necesitaba quitar lo difícil de las definiciones para que no se interrumpiera el aprendizaje». Y así a lo largo de los días fue recopilando un temario que pudo compaginar con sus clases de cerca de treinta alumnos. Él ha logrado durante sus tres meses de prácticas que esos niños consigan sonreír mientras aprenden.