Braulio Médel y Evaristo del Canto buscan consolidar sus puestos en el futuro banco
Ni un sólo peso pesado acudió ayer a la llamada en pleno mes de agosto del presidente de la Caja, Evaristo del Canto. Ni el secretario provincial del PSOE, Francisco Fernández, ni la presidenta del PP y de la Diputación, Isabel Carrasco. Treinta personas y sólo hablaron dos: José María Rodríguez de Francisco, que le dio todo su apoyo, y el secretario provincial de UGT, Arturo Fernández, que quiso saber si iban a seguir las cajas.
La reunión sirvió para demostrar la estrategia personalista que están siguiendo en todo este proceso Braulio Médel y Evaristo del Canto. Una estrategia que sólo busca la consolidación del primero como presidente del futuro banco que surja de la fusión y del segundo como consejero delegado. Ambos buscan sus continuidad más allá de los dos años que recoge la Ley, una vez creado el banco, y conseguir otros seis más. De ahí su silencio, sus tiras y afloja, aunque ahora el Banco de España parece haber dicho basta, incluso en la elección de los consejeros de los que se ha rodeado Del Canto en el nuevo banco de Caja España-Duero. Unos consejeros con claros intereses políticos e incluso con cuotas de partido, como Pablo Pérez Robla, número 11 de la lista de Francisco Fernández al Ayuntamiento o Miguel Ángel Álvarez, de UGT y muy afín al propio Partido Socialista.