San Froilán, patrón de la hostelería

 

Para ver gente en la calle, nada mejor que San Froilán. Y en los bares y restaurantes leoneses. Y en las terrazas. La hostelería leonesa vive un agosto peculiar en este arranque de octubre, con calor y sol, que lanza a los leoneses al alterne con el prójimo. «Y San Froilán trae gente de fuera», distingue Pedro Llamas, que preside la asociación de hosteleros y no oculta que estos días son para el gremio una bendición del cielo. «Mucho mejor que San Juan, que ha retrocedido; si es que cuando se hacen las cosas bien se nota. Ahora se gastas sesenta mil euros y repercute en la ciudad y en el negocio; San Froilán  atrae gente, es una fiesta más vistosa y genera dinero», celebra en este paréntesis de bonanza en medio de un contorno de crisis y de una previsión aciaga «de un invierno que va a ser duro, duro». La sonrisa de los hoteleros leoneses es proporcional al bullicio que se masca en las calles de León, a ese runrún que recorre de la Catedral a la Plaza Mayor, y da la vuelta por San Martín y Azabacherías, y llega a la calle Ancha, y recorre el Húmedo.

 

San Froilán invitó al tapeo, a las copas y las mesas con manjares de la tierra. Y ha puesto una sonrisa en la ciudad que se refleja en la cara del  hostelero.