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Una forma solidaria de ascender

La ausencia de un ascensor que cuesta 14.000 euros impide que el Hogar de la Esperanza abra sus nuevas instalaciones, que amplían 20 plazas la guardería infantil.

Varios niños y niñas del Hogar de la Esperanza juegan con algunos de los regalos que venderá la Escuela de Trabajo Social.

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carmen tapia | león
León

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El Hogar de la Esperanza necesita 14.000 euros para instalar un ascensor que permita a los menores con problemas de movilidad subir a la planta primera, lugar donde el proyecto de construcción ha diseñado el baño para discapacitados. Las obras de ampliación de la guardería gratuita, a la que asisten 65 niños y niñas de familias con escasos recursos, principalmente gitanos, rumanos y marroquíes, se han levantado en un solar cedido por Cáritas con la financiación de la Junta, que ha destinado a este recurso social 400.000 euros. Pero la ausencia del ascensor, que no estaba presupuestado y para el que sí se ha dejado el hueco, ha paralizado la apertura de las instalaciones que ya están terminadas, al no dar la Consejería de Educación el visto bueno, aunque sí lo ha dado de paso la Consejería de Familia. El problema es que la Fundación Hogar de la Esperanza ya no tiene presupuesto para acometer la obra, debido a que la empresa constructora quebró justo antes de acometer los arreglos finales, que tuvo que asumir la propia fundación, y a los recortes de las subvenciones que reciben de las administraciones como consecuencia de la crisis económica.

Las nuevas instalaciones tendrían que estar ya abiertas este curso escolar, lo que posibilitaría atender a una veintena más de criaturas de 0 a 6 años. En lista de espera hay quince niños y niñas.

Escuela de Trabajo Social . La necesidad de financiación ha llevado a la Escuela de Trabajo Social, que celebra este año su 50 aniversario, ha implicarse en el proyecto. Para ello trabajan en la elaboración de detalles y adornos que pondrán a la venta en la campaña de Navidad. Todo a un euro. La recaudación irá destinada íntegramente a la financiación del ascensor. La escuela dedicará también el bocata solidario de este año a esta causa.

Doce mujeres gitanas, las que asisten a los talleres de manualidades, informática y costura de la fundación, se pondrán manos a la obra también para confeccionar muñecas y regalos. El objetivo es que, pese a que el curso escolar ya ha comenzado, las instalaciones puedan abrirse. Hay dos aulas cerradas y en las que podrían distribuirse los menores.

Maestras, técnicos y personal que trabaja en la fundación se sufragan con las subvenciones de Junta, Ayuntamiento, Diputación, Unión Romaní (IRPF), obra social Caja España-Duero y Obispado. La aportación anual alcanza los 170.000 euros, pero los gastos suman 200.000. Las subvenciones han sufrido un recorte en los dos últimos años «Los que menos tienen no pueden asumir el gasto de la crisis», asegura el tío Gira, uno de los fundadores de la guardería.

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