La reforma del puente servirá para remozar su imagen
El asentamiento de la estructura de Puente Castro espera permiso de la CHD.
Los cortes del carril de salida del puente empezaron ayer.
Después de años de abandono, el puente que Carlos III mandó construir para comunicar Puente Castro con la ciudad empieza a lucir de nuevo. El emblema del barrio, que constituye uno de los hitos de entrada del Camino de Santiago en León, comenzó ayer a remozarse piedra a piedra, sillar a sillar, para mantener los valores de un monumento cuyas diez arcadas datan de 1776. Una construcción del siglo XVIII que tuvo como precedente una construcción romana que servía para dar entrada al núcleo de la Legio VII y comunicarlo con el vicus de Puente Castro, ahora descubierto por las obras iniciadas para dar salida a La Lastra.
La labor comenzó ayer con maquinaria para limpiar las juntas de los sillares, por medio de la aplicación de chorros de agua y arena, y el sellado con masa de las piedras que presentaban mayores grietas. Los trabajos, que se extenderán durante las dos próximas semanas, según la previsión comunicada por los responsables del Ayuntamiento, permitirán adecentar los sillares que se encuentran en peor estado. Un encargo que complementa la tarea que, ya el pasado verano, realizaron los alumnos de la Escuela Municipales de Oficios, encargados de restaurar las estructuras que habían sido dañadas por el impacto de varios vehículos y que hacían peligrar las bases que se yerguen en el extremo de entrada desde la ciudad.
Financiación. La intervención global tendrá que esperar al próximo año para cumplir con todos los objetivos fijados por el Ayuntamiento. Esta primera fase de limpieza y remozado tendrá su continuidad si prospera el permiso solicitado a la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) para construir un azud al norte del puente, que el nuevo equipo de gobierno confía en que pueda realizarse y obtener financiación con el cambio de Gobierno de España.
La solución, que ya fue trasladada por la concejala de Urbanismo, Belén Martín-Granizo a los técnicos del organismo regulador de cuenca en octubre, serviría para proteger la estructura de las arcadas por las que fluye de forma regular el Torío, cuyos basamentos están removidos, y acabaría con gran parte de los problemas que se suceden por la acumulación de fango limos.