La Semana Santa entera se vuelca en el adiós a Carlos Rueda, abad del Dulce Nombre

Carlos Rueda, abad de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno, recibió ayer cristiana sepultura tras la celebración de las exequias y el funeral que tuvo lugar en la iglesia de Santa Nonia, sede de la penitencial leonesa. Familiares y amigos recibieron el apoyo de una muy nutrida representación de la Semana Santa leonesa, con el templo abarrotado. La Agrupación Musical de la cofradía más numerosa de la capital interpretó un toque de ronda en honor al abad, al que dedicó también la marcha «Consuelo Gitano» y al que despidió a los acordes de «La muerte no es el final».

El féretro portado a hombros por miembros de la Junta de Seises de la cofradía y por los hijos del finado, fue trasladado al cementerio de Puente Castro, donde en la más estricta intimidad familiar se procedió al entierro.

Enrique Centeno, capellán de la cofradía, destacó en la homilía las virtudes que adornaban la personalidad del abad de la cofradía y los gestos de dolor al término de la ceremonia fueron patentes entre los allegados de Rueda, que contaba 57 años de edad cuando expiró en la mañana del pasado día 7 de enero.

Representantes de la mayoría de las cofradías y de la clase política local acudieron también al sepelio.