Luis Alberto Gómez García nuevo juez decano
«Casi todos los jueces sabemos en qué falla la Oficina Judicial»
No aparenta tensión en el momento de sentarse en el despacho ya como juez decano electo. Pero una de sus funcionarias le pasa los primeros recados relacionados con la elección y empieza a notar lo que se le viene encima...
—¿Qué es lo primero que se le viene a la cabeza tras ser elegido?
—La sensación de agradecimiento a todos los compañeros que me han dado su apoyo, porque una de las principales funciones de un decano es representar a todo el colectivo. Trataré de estar a la altura de la confianza que han depositado en mí. Quiero felicitar al otro candidato, Jaime de Lamo porque creo firmemente que es un gran profesional y una gran persona y si hubiera salido él, lo habría hecho de forma impecable.
—¿Sabe lo que se le avecina a partir de ahora?
—Intentaré aportar la mayor dedicación y la mayor ilusión posible. Quiero tener el mayor rigor técnica posible, toda la independencia y la imparcialidad que se nos debe exigir.
—Quienes le conocen hablan de una persona mesurada en las formas y bastante reflexivo en general...
—Pienso que un juez tiene que hacer una labor reflexiva. Resolvemos conflictos entre los ciudadanos, entre las administraciones y creo que para eso hay que ser analítico y tener capacidad de análisis para tratar de encontrar la mejor solución. Creo que en ese sentido, la función de decano también obedece a los mismos principios: análisis, reflexión, búsqueda de soluciones y escuchar a todo el mundo. Muchas veces la correcta solución de los problemas deviene de un correcto análisis.
—Entonces, ¿también será esa la forma de arreglar los problemas de la Nueva Oficina Judicial?
—Creo que hay que escuchar a todos los implicados. La colaboración de mis compañeros ya la tengo, pero hay que unir también a los destinatarios de la administración de Justicia, que son los ciudadanos, a los profesionales, a los abogados, procuradores y graduados sociales y por supuesto a los funcionarios y personal laboral.
—Porque problemas hay, evidentemente...
—Creo que se ha dado un paso al frente por parte del legislador y la intervención de los jueces no ha sido tan importante como la gente se piensa. No somos nosotros los que la hemos creado. Se implantó por una decisión del Ministerio de Justicia y a partir de ahí sólo nos quedó acatarlo y respetar. En ocho meses se han detectado problemas de funcionamiento y eso no se debe negar, pero tampoco se pueden concretar en puntos anecdóticos o en circunstancias coyunturales que podían haber pasado también con la organización anterior. Lo que hace falta es reparar los problemas estructurales, y eso no depende solamente de nosotros. Necesitamos el apoyo de los poderes legislativo y ejecutivo y mientras tanto, ser imaginativos y tratar de solventar los problemas que se han presentado con los medios de que disponemos.
—¿Por dónde quiere empezar a trabajar?
—Yo solamente soy el representante de los jueces, con lo que cualquier decisión que tome debe de ser consensuada. Pero es verdad que casi el 100% de los jueces coincidimos en señalar cuáles son los problemas y en qué no estamos conformes con el funcionamiento de la NOJ. Hay aspectos que deben devolverse a la potestad jurisdiccional, como la admisión de demandas o la agenda de señalamientos. Pero para eso tenemos que hablar con todos los protagonistas. No es lo mismo lo que detectamos los jueces y los secretarios que lo que notan los abogados y el público. Hay que escuchar a todo el mundo y analizar dónde se considera que están los fallos.
—¿Por dónde pasan las soluciones?
—Por no quedarse en lo coyuntural. Hay que arreglar los fallos estructurales y modifique la estructura de la oficina. Hay trámites que si no se están duplicando ahora mismo, sí que parece que exigen gestiones irracionales. Pero es cuestión de ponerle remedio.