Antibióticos se queda sin producción tras la fuga de Amyris y estudia un ERE
Los trabajadores temen que el expediente se plantee al comité en la reunión del viernes.
16 líneas. Esa es la importancia que para la dirección de Antibióticos tiene la fuga de la multinacional norteamericana Amyris de la planta de León. Una marcha que anunció ayer en una escueta nota de prensa con esas 16 líneas y que, como primera consecuencia, significa dejar sin producción a la fábrica leonesa.
El siguiente paso parece claro, y así se lo temen los trabajadores de Antibioticos, será la aplicación de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE), que los propios empleados creen pueda ponerse encima de la mesa del comité, en la reunión a la que ha sido convocado el próximo viernes a las 13.00 horas.
La primera noticia sobre un posible ERE la tuvieron los miembros del comité de empresa el pasado 5 de junio, durante un encuentro con la dirección de la empresa en Alcobendas, donde se encuentra la sede Enerthi España, propietaria de Antibióticos.
Allí, según ha podido saber DIARIO DE LEÓN a través de diversas fuentes, el propio director general, Pedro Ruiz, les informó de los problemas con Amyris y les dejó claro que hasta septiembre la producción de Antibióticos León quedaba paralizada. Y fue en ese momento, cuando la dirección de Antibióticos sondeó a los representantes sindicales sobre la posibilidad de un ERE, aunque en ningún momento le puso cifras.
Un año después
Amyris anunció el 3 de marzo del año pasado la firma de un contrato de tres años con Antibióticos en la fermentación de farneseno, para darle uso como biocombustible. Ayer, apenas un año después, Antibióticos dice que la suspende «por razones internas», aunque se van elogiando la profesionalidad de Antibióticos, puntualiza el comunicado.
Amyris, además, había iniciado también los primeros trabajos para llevar a cabo en León parte de la investigación de la vacuna contra la malaria, que financia la Fundación Bill Gates, y otra a partir del pachuli, para el desarrollo de perfumes. Ahora todo se va al traste y Antibióticos se queda con una fábrica «a la cabeza de Europa», pero parada. Por no producir, desde hace más de un año no fermenta ya ni penicilina, su producto estrella.
La dirección de Antibióticos parece que vuelve por sus fueros de no aclarar con la certeza necesaria qué es lo que está pasando en una fábrica que acumula años de crisis interna y que ahora se ve paralizada, después de que sus propietarios no vieran el riesgo que suponía jugárselo todo a una sola carta, la de la multinacional Amyris, que a las primeras de cambio ha dado la espantada.