Un Rastro para pasear sin comprar
Gran parte de los vendedores ambulantes coinciden en señalar que desde la vuelta al Paseo de Papalaguinda hace un año los leoneses acuden al mercadillo «más para pasear que para consumir».
Acogieron el regreso a Papalaguinda con «ilusión y esperanza», sin embargo, un año después de que el tradicional Rastro dominical volviera a «su lugar de siempre», la opinión de gran parte de los 424 vendedores ambulantes que conforman el mercadillo ha cambiado.
«La gente que acudía a la explanada de Clarés tenía como objetivo comprar las cosas que necesitaban; sin embargo ahora, en Papalaguinda, la gente viene a pasear y a pasar la mañana», señalaba Cristina, titular de un puesto de retales y tejidos. Y es que, según esta vendedora, «si no hay dinero es imposible que la gente se lo gaste».
Opinión que, en cierta manera, contrastaba con la vertida por Ángeles, una vendedora que con la vuelta a Papalaguinda decidió cambiar la lencería por los cosméticos. «Desde que cambié los productos tengo más ventas. No sé si será por el cambio o por el regreso a Papalaguinda, aunque tengo que decir que otros familiares que venden productos de lencería me han confirmado que la cosa está muy floja», significaba esta vendedora.
Opiniones
Versión que coincidía con la ofrecida por Adolfo y Pilar, los titulares de dos puestos de ropa interior que veían como pasaba la mañana sin que sus ventas aumentaran. «Vendemos algo más que en Clarés pero la cosa está muy mal. Las ventas han bajado mucho», confirmaba Adolfo mientras intentaba atraer a los paseantes.
Pilar, por su parte, aseguró estar «mejor» que en la anterior ubicación, aunque señaló que las ventas se han visto mermadas «tanto en las tiendas en general como en el mercadillo». Sin embargo, reconocía estar «muchísimo mejor» en Papalaguinda que en la explanada de Clarés.
Otro de los sectores que también ha experimentado un incremento en sus ventas desde el regreso, hace mañana un año, al paseo de Papalaguinda es el de los puestos de bisutería.
«En general, desde que comenzó la crisis sobre el año 2007 hemos notado un aumento en las ventas de anillos, pulseras y collares, aunque cuando nos trasladamos a Clarés nos estancamos un poco», declaraba Sergio, el titular de uno de estos puestos que durante las mañanas de los domingos copan el paseo de Papalaguinda.