Educación universal sin barreras

Diferentes países, franjas horarias, gastronomía y cultura, pero unidas por la metodología Freinet. La 29 Reunión Internacional de Educadores que rinde tributo al pedagogo francés tienen en común la aplicación de las técnicas que les legó el galo. Así, por ejemplo, una de ellas es el empleo del texto libre, «en el que los niños dibujan lo que ellos quieran, como algún acontecimiento que les llame la atención», como cuenta Marisol Ojeda, de Chile.

Muchos de los educadores celebran la aplicación de las técnicas Freinet debido al numeroso volumen de alumnos por aula. En Camerún es muy habitual que se concentren en una misma clase hasta 75, por lo que este tipo de medidas son muy positivas. Y así sucede en otros países, donde es frecuente que se sobrepasen los 40 alumnos por clase, por lo que la metodología debe ser diferente para que las enseñanzas puedan llegar a todos.

Otro problema al que se enfrentan es la gran cantidad de jóvenes que se encuentran con la tesitura de compaginar su vida escolar con la laboral. El abandono por parte de los padres o la necesidad de aportar otro salario a la familia empujan a muchos muchachos a trabajar después de clase.

Para que puedan seguir las explicaciones con mayor ánimo y aplomo, las clases son más amenas. «A veces, mandamos alguna actividad extraescolar, pero con un plazo de tiempo; aún así, los alumnos se esfuerzan más de lo acordado y eso nos anima», cuenta Zulma Zegarra, de Bolivia.

Asimismo, para que los padres sigan con especial detenimiento cómo transcurre la educación de sus hijos, se convocan asambleas de la familia, como en Camerún, donde el clan se reúne y expone sus problemas. Para Antoinette esta experiencia es harto enriquecedora para ellos, porque «les ayuda a expresarse y a lograr grandes progresos con alumnos que tenían algún tipo de problema».