A pesar de las llamas no hubo ningún desalojo de vecinos
Los equipos de seguridad que se acercaron a la zona no creyeron oportuno desalojar las casas más allegadas al incendio. Aunque el miedo y la incertidumbre estuvo latente entre los residentes, dado la intensidad con la que el fuego devoraba el chalet.
Los vecinos que se despertaron asustados por los ruidos producidos por el efecto del fuego temieron que con la voracidad de las llamas, el fuego se espandiera hasta las viviendas más próximas, de hecho el riesgo era tan latente que como cuenta una vecina «en la casa colindante como efecto del calor, uno de los cristales se fragmentó».
La inquilina del chalet era conocida por los vecinos, dado que en este tipo de urbanizaciones residenciales de León la relación entre vecinos es habitual.
Aunque ya estaba sofocado el fuego, a lo largo del resto de la mañana y durante la tarde muchos fueron los vecinos que pasaban por el lugar del siniestro y comentaban como habían vivido ellos la noticia.