Un sistema de solidaridad que ha reducido la distancia entre regiones

La ruptura del sistema de solidaridad interregional se traduciría en que las comunidades llegaran a tener servicios públicos muy diferentes, cuando el objetivo del modelo de financiación actual es que todos los ciudadanos tengan acceso a servicios de la misma calidad. Y las pretensiones catalanas incidirían negativamente en esta igualdad, según han denunciado ya algunos presidentes autonómicos, como el asturiano.

Los datos económicos avalan también que es este efecto redistributivo el que ha permitido en las últimas décadas eliminar buena parte de las diferencias autonómicas. En el caso de Castilla y León, al margen de las prestaciones sociales, por una mayor inversión en infraestructuras (en la que han tenido mucho que ver también los fondos de cohesión europeos, que siguen la misma filosofía). Un informe de la Fundación BBVA señala que hasta la década de los 80 la distribución territorial de la inversión pública productiva contribuyó a incrementar las diferencias regionales, ya que se concentró en las zonas con más renta. Pero en el período autonómico se ha conseguido la redistribución, a pesar de que advierten: «La descentralización implica siempre un riesgo de desigualdades territoriales si no se instrumentan acciones correctoras por parte de la Administración».