En la carpeta
María José Zapico
El 19 de agosto de 1993 aparecía el cadáver de la joven María José Zapico, de 19 años. La madrugada del fatídico día 19 de agosto se localizó en el maletero de su coche el cuerpo calcinado de la joven. María José fue vista por última vez en el Barrio Húmedo, con el hombre con el que habitualmente saía, y sobre el que recayeron las primeras sospechas. Pese a la exhaustiva investigación realizada por la Policía Nacional no se pudo inculpar al asesino. La actuación de los Bomberos para sofocar el incendio del coche en el que se encontraba la joven leonesa eliminaron toda posible prueba sobre los hechos. Lo único que se llego a conocer es que la joven fue estrangulada con un pañuelo.
Sheila Barrero Fernández
Sheila, de 22 años, apareció muerta de un disparo en la cabeza dentro de su coche en enero de 2004. La joven fue vista por última vez, tras salir del pub en el que trabajaba, en la carretera que une Villablino y Degaña. En algún momento se desvió de su camino. Fue su propio hermano quien la encontró durante las labores de búsqueda. El autor del crimen huyó sin dejar rastro y pese a la lucha incansable de la familia, el crimen nunca se ha esclarecido. Sin embargo, la memoria de la joven sigue viva, ya que su hermano Elías Barrero, minero, ha lucido la estampa de Sheila en varias ocasiones de las Marchas Negras.
Constantino Guerra Pérez
Otro de los asesinatos más sonados de los últimos años para los que no se ha encontrado culpable ha sido el de Constantino Guerra, taxista de 37 años. El último servicio que realizó fue de madrugada en un local de alterne. Apareció brutalmente asesinado en el kilómetro 1,8 de la carretera que une Toreno y Vega de Espinareda, en el Bierzo. Seis disparos en la espalda y la cabeza acabaron con la vida del taxista el 1 de junio 2001.
Antonio Hernández
La desaparición del pequeño Antonio Hernández conmocionó a la provincia leonesa en el año 1998. Antonio estuvo varias semanas desaparecido de su casa, hasta que su cuerpo fue finalmente hallado en el río Torío, cerrando así cualquier resquicio de esperanza para la familia de encontrarle. Nada más se supo de aquella desaparición.