ARMUNIA | MI ILUSTRE VECINO | MANUEL QUIJANO. ARTISTA
«Armunia fue un pueblo próspero mientras fue Ayuntamiento»
De toda la vida . La vida les ha ido bien a los Quijano, la saga de cantantes más famosa de León, pero nunca han renunciado a Armunia, el pueblo en el que nació el patriarca. Manolo Quijano vuelve cada noche a su casa de esta localidad próxima a la capital.
Manuel Quijano nació en Armunia el día después de que acabara la guerra civil. El 2 de abril de 1939. Desde entonces, la música ha sido, es y será su vida. Lo es, de hecho, cada noche en su local de La Lola, en la calle Ruiz de Salazar, donde canta y toca la guitarra en directo.
Aunque haga su vida en León, todos los días Manuel vuelve a su casa de Armunia, donde siempre ha vivido. Papa Quijano, como ahora le gusta que le llamen, vive en la zona que se conoce como Armunia pueblo. Porque Armunia, aunque muchos lo asocien a un barrio más, es pueblo por derecho propio y tuvo ayuntamiento hasta los años 70.
Papa Quijano, inconfundible con su sombrero y su corte de artista —aunque la fama se la hayan llevado sus hijos, de lo que está muy orgulloso—, es crítico con quienes han hecho de su pueblo «un mal barrio por la culpa de los políticos que, en un momento dado, se aprovecharon de la situación». «Armunia fue un pueblo próspero cuando era ayuntamiento», reivindica. Y es que hoy, opina, se ha convertido en una zona con las carencias de un pueblo «pero con los impuestos de la ciudad». «No soy crítico, soy justo», aclara ante las críticas que puedan suscitar sus palabras.
Manolo Quijano creció en aquella Armunia que era un pueblo agrícola y ganadero de los aledaños de la capital leonesa; con escuela para niños y niñas por separado y una vida cercana y sencilla donde todos se conocían. Bueno, aunque han pasado los años, a Quijano todos le conocen, y él hace gala de ser de Armunia. «Aquí he vivido siempre. Soy de Armunia de toda la vida».
Y como mejor prueba de esa pasión, sus hijos, que en Armunia ensayaron siempre, incluso en los años de éxito, aunque después tuvieran otros estudios dentro y fuera de España.
La tarjeta de visita de Manolo Quijano pone cantante, pero su vida profesional empezó en Renfe, como aprendiz. La mili también la hizo en ferrocarriles, en Cuatro Vientos (Madrid) y Valladolid. Allí, en la ciudad del Pisuerga, ganó un concurso en La Voz de Valladolid anunciándose como Manolo el Caminante. Y es que a Quijano siempre le gustó la música y los boleros por encima de todas las cosas. De hecho, además de trabajar en Renfe, dio clases en la mayoría de los colegios de León: Pastorinas, Ponce de León, Colegio Leonés, Luis Vives, Padre Isla... La lista se haría interminable, aunque él recuerde su paso por todos. «En Renfe me dejaban dar clases en centros oficiales de música; también es verdad que me descontaban el dinero».
Hoy, hablar de Manolo Quijano es hablar de La Lola, un local que empezó como Mesón La Cava. «Entonces ya se cantaba», recuerda. En 1977, Quijano cogió el traspaso y en 1980, le cambió el nombre: Trapos, que fue elegido teniendo en cuenta la cantidad de representantes del textil que pasaban por su barra. Ya aconsejado por sus hijos, le volvió a rebautizar como Stik, el palo de madera utilizado para jugar al hockey, desde el que pasó a La Lola ya.
Manolo canta todas las noches, pero su vida empieza en Armunia. Toma café en El Rincón, la terraza con más geranios de León. Arregla sus coches donde Tino... Solo Quijano padre tiene 5 discos publicados. ¿Y por qué tantos artistas en León?. «Yo creo que ha sido la necesidad. Te hace llegar a la creatividad», dice este vecino ilustre.