La ULE perderá 10 carreras con el plan de la Junta al suprimir las de menos de 35 alumnos

La Junta de Castilla y León está elaborando un real decreto que establece la supresión de todas aquellas carreras que no superen los 35 alumnos matriculados en primer curso, tomando como referencia los tres últimos años, y que estén duplicadas en otros campus de la Comunidad, debido a su falta de viabilidad y a que no son rentables para el sistema universitario.

Una situación que en la Universidad leonesa afecta a un total de diez titulaciones, de las 37 que imparte, lo que supone el 27% de las carreras. Estos estudios pertenecen a la Facultad de Filosofía y Letras y a las escuelas de Agrónomos y Minas. De ellas, dos afectarían al Campus de Ponferrada. Así lo informó ayer el rector de la Universidad de León, José Ángel Hermida, al Consejo de Gobierno aunque también precisó que la ULE intentará «salvar», mediante otras alternativas, algunos de los estudios que podrían verse afectados por este recorte de cara al curso 2013-2014.

Así mismo, el rector esgrimió en el Consejo de Gobierno que esta política «no supondrá un ahorro a corto plazo», al tiempo que incidió en que existen vías para esquivar esta supresión de carreras que pasan por ofertar titulaciones mixtas. Por eso, ha encargado a los responsables de los centros afectados que preparen un plan de fusión de titulaciones, puesto que si la Junta aprueba el real decreto, el próximo curso no se podrán ofertar las que se incluyan en el mismo.

Las carreras

El centro más afectado por el recorte de estudios en León sería la Facultad de Filosofía y Letras, dónde desaparecerían cuatro de las seis titulaciones que se imparten: Geografía y Ordenación del Territorio, Historia, Historia del Arte e Información y Documentación. Al mismo tiempo hay que destacar que el grado en Lengua Española y su Literatura no se vería afectado puesto que forma parte de la titulaciones consideradas estratégicas por la Junta de Castilla y León.

De este modo, y si se llegara a materializar su desaparición, estas carreras expirarían dos décadas después de su puesta en marcha. Ante esta situación, el rector leonés solicitó a la decana de la Facultad de Filosofía y Letras, María Victoria Herráez, que prepare «una alternativa» para hacer frente nuevo mapa de titulaciones. Algunas de estas carreras se imparten a la vez en cuatro y cinco campus de Castilla y León. La idea es que sólo se puede estudiar en uno de ellos.

La Escuela de Agrónomos sufriría en una medida importante la pérdida de carreras. De hecho, los cuatro grados que imparte, dos en León y dos en Ponferrada, están pendientes de un hilo. Son los grados de Ingeniería Agraria y del Medio Rural e Ingeniería Agroambiental, que se cursan en el Campus de Vegazana, y de Ingeniería Forestal y Agroalimentaria, que se ofertan en el Bierzo. La ULE confía en poder mantener Ingeniería Agraria en León y Forestales en Ponferrada, por lo que desaparecerían una de las carreras en cada campus. De este modo, Agrícolas se quedaría con dos grados en lugar de cuatro.

La tercera damnificada sería la Escuela de Ingeniería de Minas, que ve como están en peligro los grados en Ingeniería Minera e Ingeniería en Geomática y Topografía, ésta última en el Campus de Ponferrada y que, casi con seguridad, desaparecerá el próximo curso. Los estudios de Ingeniería de Minas comenzaron a impartirse hace más de medio siglo.

El ahorro que supondría la pérdida de estas carreras se lograría a medio plazo. Mientras, los profesores de estas titulaciones, con peligro de extinción, muchos de ellos funcionarios, pasarían a dar clases en otras asignaturas o en las posibles carreras fusionadas.

Además, hay que tener en cuenta que el nuevo mapa de titulaciones que se presente el próximo curso podría incluir la ampliación de los números clausus en las carreras que ahora los tienen, por lo que serían necesarios más docentes.

Los directores de las escuelas de Agrónomos y Minas, Javier Díez y Jorge Juan Blanes Peiró, evitaron hacer una valoración sobre este documento, a la espera de las negociaciones que deberán mantener la ULE con la Junta. Por eso prefirieron ser «cautos» y abogaron por «no generar la alarma» en medio del curso.

Mientras tanto, este periódico intentó, aunque sin conseguirlo, ponerse en contacto con la decana de Filosofía y letras, María Victoria Herráez para recabar su opinión. Además, el rector de la ULE tampoco quiso hacer declaraciones.