Una moda con etiqueta peligrosa
León detecta casi un centenar de dueños de perros peligrosos, que han pasado de 305 a 417 en el último año, sin el permiso específico obligatorio del Ayuntamiento.
Hace más de una década que empezaron a entrar en la ronda de paseos como un exotismo copiado de las películas. Una marca de diferencia que creó poco a poco una comunidad de aficionados. Una moda asentada ya en los últimos tiempos. Una tendencia que hace que el registro sanitario de perros potencialmente peligrosos en el municipio de León haya pasado de los 305 del 2012 a los 417 controlados en la actualidad por medio del chip veterinario que centraliza la Junta. Un listado de razas y cruces entre las que se ha detectado que casi una cuarta parte de los dueños no cuenta con la licencia que debe expedir el Ayuntamiento. Titulares a los que en las próximas semanas les empezarán a llegar a casa las cartas en las que el consistorio les informa de que deben cumplir con su obligación, si no se quieren encontrar con multas de 2.400 euros.
El saldo de los 98 dueños que no cuentan con la licencia administrativa que les permite tener estos perros se obtiene del cruce de los registros de la Junta y el Ayuntamiento: en el primero, obligatorio por ley para cualquier animal canino, aparecen 417 animales, mientras que en el censo municipal, donde la rigidez legislativa no es tanta, sólo se reflejan 319 canes potencialmente peligrosos. «Y muchos, vienen porque se les ha multado», como concede el veterinario del consistorio Miguel Ángel Arias, quien explica que no sirve con un sólo permiso para cada perro de estas características, sino que el documento es personal e intransferible: cada persona que quiera pasearlo debe contar con uno.
Acreditación
El permiso acredita que el titular cumple con los requisitos establecidos por ley, entre los cuales se fija la necesidad de pasar una prueba de aptitud física y psicológica que acredita su condición, además de carecer de condena por delitos de agresión y ser mayor de edad. Unas características que debe validar el Ayuntamiento, que el pasado año tan sólo denegó la licencia a 2 de los 46 solicitantes.
Las medidas especiales con este tipo de animales, reseña Arias, no se quedan tan sólo en la tenencia del permiso, sino que abarcan las condiciones en las que deben ser paseados en los lugares y espacios públicos, donde están obligados a «llevar un bozal apropiado y ser conducidos y controlados con cadena o correa no extensible de menos de 2 metros, sin que pueda llevarse más de uno de estos animales por persona».
Las razas potencialmente peligrosas están fijadas a nivel nacional por un real decreto del Gobierno en el que se identifican 8 tipos y sus cruces, pero también se incluyen aquellos que, mediante certificación veterinaria, cumplan con unas características similares, así como aquellos que hayan protagonizado agresiones a personas o animales. Unas guías que, como informa el veterinario municipal, siguen los 146 pit bull y sus cruces, los 100 rotweiler, los 74 american staffordshire terrier, los 25 stanfford, los 10 bull terrier, los 8 dogo argentino, los 3 dobermaan, los 3 akita inu, los 3 boxer, los 2 dogo alemán y otros 43 de diferentes cruces y razas que tienen esta etiqueta dentro del registro de la Junta.
Una comunidad canina que es todavía mayor, como apunta Arias, quien abunda en que «hay gente que no les pone el chip» y reseña que la labor de identificación es complicada, dado que la Patrulla Verde de la Policía Local tan sólo tiene dos lectores para certificar la infracción.