Un plan con muchas lagunas al integrar coches, ciclistas y peatones en la ciudad

El Plan de Movilidad Urbana de León se hizo como gran argumento para que el tranvía pudiera circular por León desde la plaza de San Domingo. Pero su lectura deja importantes lagunas al hablar de otras formas de transporte, como las bicicletas.

Así, se dice que «los itinerarios deben tener un diseño homogéneo que permita una lectura sencilla y continua a los usuarios ciclistas y también a los otros flujos, peatones y vehículos en los encuentros. Debe evitarse el cambio de tratamiento, de acera a calzada, de segregación a coexistencia, como criterios general de cada itinerario». No es precisamente lo que ocurre, por ejemplo, en La Palomera, donde hay cruces donde conviven el carril-bici, un paso de peatones y una intersección para coches.

El Plan establece ahora cinco grandes objetivos, que tampoco se han trasladado del papel a la calle en su totalidad: la seguridad (los carriles-bici no son seguros ahora mismo, por ejemplo, en el Espolón) o la coherencia y continuidad (en el centro no se cumple).

En el Plan General de Ordenación Urbana, pese a ser reciente, no se planteó una verdadera integración de los carriles-bici en el centro de la ciudad, según admite en su página 198 el Plan de Movilidad. «Su definición podría completarse con una cierta penetración en el núcleo urbano, en una configuración con algunos ejes de carácter radial, con objeto de dar continuidad a través del mismo», dice el documento.

El concejal de Tráfico, Ricardo Gavilanes, anunció hace un año que el Ayuntamiento iba a enduredecer las multas por infracciones de ciclistas y multar a los peatones que caminen por los carriles-bici.