El mercado hace que los trapasos sean residuales en favor de los alquileres

La situación económica de la hostelería condiciona el estado de un mercado en el que cada vez que se cierre un bar se vuelve a abrir a los pocos meses. Una situación que, como analiza el presidente de los hosteleros, se debe a que «ante la imposibilidad de poder traspasar, porque los precios son elevados, lo que se hace es alquilar los negocios». «Uno se arruina, lo deja y rápido se deciden a montarlo otros, normalmente parejas, que en muchos de los casos luego acaban por cerrar también si los resultados no les acompañan a los pocos meses», apunta Llamas, quien incide en que en una zona céntrica un local de 90 metros cuadrados puede contar con «un traspaso de no más de 80.000 euros, mientras que por el alquiler con la licencia puede salir poco más de 900 euros mensuales».

Una situación que hace que en el sector se produzca una entrada de nuevos propietarios, sin experiencia en el sector, que optan por aprovechar los beneficios que les aportan los suministradores, como las marcas de cerveza. «Les adelantan 25.000 euros con un compromiso de gasto de 10.000 litros año, lo que supone un rapel de 0,50 dentro de los 2 euros de coste de cada litro, pero al final lo que se encuentran es con que tienen un aval bancario que no les permite dejar deuda», concede.