Marifé Santiago Bolaños

Así que comenzad, cuanto antes, los ensayos con la orquesta de hormigas aficionadas que se reúnen en la melancólica periferia de la fuente. Sí, de acuerdo: Guzmán es parco en palabras, pero no puede hacerle un feo al sol y se pondrá el smoking para exhibir, con astucia y agradecimiento, su flor. Claro que ella tendrá todo el protagonismo, es lo lógico desde el momento en que hay hormigas entonando el himno de apertura del acto. No te olvides de invitar a las sombras de todos los perros vagabundos, que no se te pase ninguno (la lista, sobre la mesa si la necesitas). Serán, según el protocolo, los maestros de esta ceremonia. Y respecto a la sopa de ajo, no está claro: solo si el tren se marcha a tiempo y el dedo de Guzmán, entonces, recuerda qué cosas habitaron el pasado y qué obligaciones le quedan por entregar al porvenir. No, no: que la risa de las fotografías se reserve para el disparo único del elefante, por favor. Por lo demás, confiemos en los rincones donde ciertos pájaros de papel azul practican la implacable lentitud de las hormigas.