Diario de León

Viaje a la oscuridad de la montaña

Bajo la parte habilitada para visita turística, el río que formó la cueva recorre una serie de galerías cerradas a la visita convencional. León al sol desciende el Curso de Aguas a través de lagos subterráneos, saltos y toboganes naturales.

Publicado por
diego rodríguez. leonalsol@diariodeleon.es
León

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Abierta al público en 1966 y gestionada por la Diputación, Valporquero es una de las cuevas turísticas más importantes de Europa. Pero bajo las siete salas habilitadas al público en el nivel superior discurre la corriente subterránea que formó la cueva, lo que ahora se llama el Curso de Aguas. Este sobrecogedor recorrido por las entrañas de la montaña leonesa es un extraordinario viaje de cuatro horas a monumentales formaciones de roca talladas durante siglos.

Hay dos formas de recorrer el río subterráneo de Valporquero. La ruta normal empieza en la zona turística, al final de la galería conocida como la Gran Vía, y se introduce en el Curso de Aguas. La otra opción es descender la sima de Perlas, con un desnivel total de 138 metros y que requiere un nivel técnico medio-alto.

El recorrido desde Valporquero hasta la Covona, donde está la salida, tiene una longitud total que roza los tres kilómetros. El desnivel total de la ruta es de unos 300 metros.

Aunque se requiere un equipamiento básico, contratando la actividad con alguna de las empresas de turismo activo que ofertan el Curso de Aguas evita tener que preocuparse por el material —aparte de las botas—, ya que está incluido en el precio.

El punto de encuentro con los responsables de Guheko es el hostal-restaurante Las Rocas, en Vegacervera. Allí esperan los guías Pedro González y David Aragón. Tras un café rápido, nos metemos con calzador dentro de los neoprenos y subimos en furgoneta hasta la entrada turística de las cuevas de Valporquero.

Pasar por delante de la caseta de los tickets es un momento extraño. Ahí estás, vestido como si fueras a ir a la Luna, con el neopreno y el casco y la mochila amarillo chillón, y todo el mundo se gira y te observa. «Es mejor cuando hay mucha gente», bromea Pedro. «Oyes de todo. Una vez ví a un padre señalarnos y decirle a su hijo: ‘Esos son los que hacen la cueva’. Y lo decía en serio».

Seguimos el recorrido turístico hasta la Gran Vía, donde nos salimos del camino trillado para adentrarnos en «lo oscuro». Tras caminar un rato sin apenas perder altura se puede observar en lo alto el agujero de la sima de las Perlas, el otro acceso al Curso de Aguas, y se continúa por un tortuoso camino donde numerosas coladas obligan a transitar intermitentemente por el río o por cornisas. Tras un pequeño lago aparece la sala de la Prensa. Según nuestro guía, cuando se hicieron las primeras exploraciones de la cueva allá por los años cincuenta ningún fotógrafo del entonces diario Proa se atrevió a cubrirlo y se le acabó colgando la cámara a un trabajador de las rotativas que tenía cierta idea de espeleología. Se le permitió bautizar una sala, y tras rechazar el nombre de Proa para evitar controversias, aquello quedó como sala de la Prensa.

Justo después se llega a Los Rápidos, punto en el cual el agua se precipita por un brusco cambio de pendiente y en el que la cueva empieza a perder altura rápidamente. Tras un resalte se llega a la sala Peñalba, de tal volumen que podría albergar en su interior la Catedral de León. Allí se encuentra además la Gran Cascada, un salto del río de 17 metros en cuya base se ha tallado una profunda marmita. La Gran Cascada está equipada para ser descendida, aunque puede ser evitada por el paso de los Ingleses.

Tras cruzar otras dos cascadas y un lago se llega a otra zona de rápidos con toboganes que permiten pasarlos deslizándose sobre la roca y que constituyen uno de los grandes subidones de adrenalina de toda la travesía. Más adelante, la galería empieza a abrirse para formar la sala de las Perlas, de 31 metros de altura y donde el río termina en un sifón.

Para superarla hay que atravesar la famosa Galería de la M, denominada así por su forma —subida, bajada, subida, bajada—. Antes de encontrar otra salida por el sifón actual, el agua inundaba la sala de las Perlas hasta que salia a presión por este tubo freático, en cuyas paredes aún pueden observarse las marcas del agua. A la M se accede por una escalera de cuerda hasta una ventana en la que se nota una fuerte corriente de viento y que desciende unos 10 metros hasta el charco de la parte central, que deja un espacio libre al techo de solo 20 o 30 centímetros. Superado este paso crítico solamente queda un tubo ascendente y una rampa descendente para encontrar la salida de La Covona. Ya en el exterior se hace rappel por un par de cascadas más para volver a encontrarse con el río. Desde aquí no queda mas que caminar un par de minutos para llegar a la carretera a la altura de las hoces de Vegacervera.

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PRECIOS

Dependiendo del número de personas, los precios van desde 49 hasta 60 euros. Existen servicios especiales como alojamiento, comida leonesa o fotografías que rondan los 90 euros.

SALIDA

Desde el hostal-restaurante Las Rocas, en Vegacervera.

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