Los sectores de empleo feminizados son más estables, pero precarios

Si hay un denominador que marca las condiciones laborales de las mujeres inmigrantes en España es la precariedad, aunque con diferencias no tanto en función de su formación o cualidades, sino sobre todo de su procedencia. Los expertos hablan de una «infraclase laboral» que desarrolla sus trabajos en los nichos laborales «menos deseables» en cuanto a remuneración, condiciones laborales, protección y reconocimiento social.

El despegue de la inmigración femenina ha tenido que ver sobre todo con la generación de sectores de empleo secundarios no cubiertos por la población nacional, especialmente en sectores como el cuidado o el servicio doméstico.

El crecimiento económico en España impulsó la contratación de mujeres extranjeras en sectores de menor cualificación, como la hostelería, el comercio o el trabajo doméstico. Muchas de las mujeres están afectadas por la sobrecualificación, y además de ocupar puestos inferiores a su nivel de formación padecen retribuciones inferiores, mayor temporalidad, jornadas y horarios abusivos,... Y en muchos casos una situación irregular.

Cambio de panorama

A pesar de estas condiciones, la crisis económica ha venido a dar un vuelco a la estabilidad en el empleo de este colectivo. La crisis afectó en primer lugar a colectivos con mayor presencia de varones extranjeros, como la construcción. El hecho de que los trabajos que desempeñan las mujeres no suelan ocuparse por hombres les ha dado una cierta protección frente a la nueva situación, de forma que las tasas de desempleo han crecido menos entre ellas.

Los estudios reflejan situaciones laborales muy diferentes entre los colectivos de mujeres del Este, Lationamérica y África; y de estas con europeas o argentinas, por ejemplo.