Diario de León

MAÑANA

«cada piedra era para nosotros un monasterio templario»

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Margarita Torres es una reputada medievalista y profesora de Historia en la Universidad de León.

Oriunda de La Bañeza, confiesa que los mejores veranos de su niñez los pasó allí, con sus abuelos y amigos. Debido a la profesión de su padre residió en catorce lugares distintos, por lo que el pueblo se convirtió en su punto de referencia.

Recuerda que durante el mes y medio que pasaba ahí «todo era posible». Jugaba a indios y vaqueros, a policías y ladrones. Chicos y chicas se peleaban, montaban en bicicleta o iban a la piscina. «Construíamos casetas en los árboles, fue mi abuelo quien nos enseñó. No nos abrimos la cabeza porque Dios no quiso», rememora la doctora.

También hacía excursiones con sus amigos al castro de Sacaojos donde «cada piedra era para nosotros un monasterio templario».

Asegura que durante el instituto era una gamberra, «la antimargarita que soy ahora». Siempre se libraba de sus tareas escolares. «El libro se caía al río...», confiesa entre risas. Otro ejemplo de ese carácter es su amor por los deportes de riesgo. De niña quería ser paracaidista, pero sus padres no se lo permitían, Se rebeló y una tarde agarró una sábana blanca y se lanzó desde una tapia. Otra trastada era cuando se escapaba para ir a la piscina o engañaba a sus abuelos diciéndoles que iba a un lugar para luego terminar en otro diferente.

Asimismo añora los momentos en la biblioteca de La Bañeza, donde descubrió grandes tesoros. «Para mí era como la biblioteca de Alejandría». El libro que leía y releía era la versión infantil de Los tres mosqueteros. Por esa razón cuando viajó a Francia lo que más ilusión le hizo fue encontrarse en la tierra de los personajes de Dumas.

A partir de los 14 años comenzó a viajar con sus padres al extranjero, debido a su pasión por los idiomas y por la historia. EE.UU., Alemania, Inglaterra, Italia, Bélgica o Grecia fueron algunos de sus destinos.

«El final del verano lo asocio al color marrón y a los libros de texto», finaliza con nostalgia Margarita.

GUILLERMO oTERO

leonalsol@diariodeleon.es

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