Enganchados a la vida

Casi 40.000 personas tienen algún tipo de discapacidad en la provincia de León. Casi todas necesitan un apoyo externo para el desarrollo de las actividades diarias, desde una simple gafa hasta el más sofisticado ordenador inteligente que se convierte en los ojos, los pies o reacciona a las órdenes del cerebro humano. El sector tecnológico apenas representa un 1,2% del conjunto de la economía leonesa, pero no existen datos de lo que representa la tecnología para la discapacidad, un campo que ha caído en España casi en un 20% desde el 2008 como consecuencia de la crisis, según los datos del Ministerio de Economía y Competitividad. Pese a todo, 130.235 investigadores trabajan en todo el país para diseñar prototipos tecnológicos para su aplicación en cualquier sector social. «Pero las empresas se dan cuenta de que el diseño es para todos porque todos llegaremos a padecer, con el tiempo, alguna discapacidad», explica María Teresa Gutiérrez Fuentes, directora del Centro de Referencia Estatal (CRE) para grandes discapacitados, situado en San Andrés del Rabanedo.

El gasto interno en I+D ascendió en Castilla y León en el año 2011 a 574,4 millones de euros, lo que representa el 1% del PIB

El CRE de San Andrés y empresas del sector investiga en el diseño de nuevas tecnologías que eliminen barreras y obstáculos. Los 150 usuarios del centro son los que ponen los requisitos, sus aportaciones son clave para asegurar la utilidad final de los productos y servicios.

En el centro de San Andrés cuentan con sistemas aumentativos y alternativos de comunicación, con formas de expresión distintas al lenguaje hablado; rehabilitación del habla natural, comunicadores electrónicos, ordenadores portátiles o tablets con programas especiales.

Pese a recibir ayudas que en algunos casos sufragan casi la mitad de la tecnología que utilizan, las personas con discapacidad tienen que hacer un esfuerzo económico para disfrutar de las ventajas de los prototipos. Las sillas adaptadas rondan los 8.000 euros.