León se baja de las grúas

Po donde antes una ardilla podía cruzar sin bajarse de las plumas de las grúas ahora se extiende un cielo abierto. Un horizonte despejado, sin brazos que se mueven para levantar edificios en la periferia urbana y en los sectores de nueva construcción que se desperezan a duras penas, en el que se inscribe el bajón de los ingresos urbanísticos del Ayuntamiento de la capital leonesa. Una contabilidad que, sin necesidad de retrotraerse hasta antes del 2008, refleja que frente a los 3.548.800 euros sacados de sumar las liquidaciones del Impuesto de Construcciones, Instalaciones y Obras (Icio) y las licencias urbanísticas en el año 2011, tan sólo se ingresaron en el pasado ejercicio 1.060.244 euros. Una tendencia de declive estrepitoso que tampoco se frenará en el presente ejercicio. Un año en el que, con apenas dos meses todavía por delante, si se mira la caja municipal se contabilizan 613.622 euros.

El derrumbe se ilustra en cualquier paseo por la ciudad. Las grúas se asientan como un exotismo en sitio muy determinados. Casos aislados como los que se pueden ver en La Lastra, donde abundan los solares vallados y llenos de maleza, en el entorno de la Universidad o asociadas a las pocas obras públicas que por el momento sobreviven a los recortes públicos, como el proyecto del Palacio de Congresos, Exposiciones y Recinto Ferial que se levanta sobre la antigua Azucarera Santa Elvira. En total, 22 grúas, de acuerdo al padrón aprobado por el Ayuntamiento para el segundo semestre de este año; tres menos que hace 12 meses. Un listado tributario que reclama 3.160 euros a los titulares de esta maquinaria. Nada que ver con los más de 40.000 euros que se llegaban a recaudar hace una década, cuando superaban las 300 y tan sólo en el Área 17, con 10 apuntadas para la construcción del centro comercial Espacio León, se contaban más que en la actualidad en todo el municipio.

La realidad encuentra espejo en la comparativa del Icio: el impuesto que grava las construcciones. Un tributo que sale de calcular un 4% del presupuesto de ejecución material, con la observación de unos módulos mínimos de poco más de 410 euros por metro cuadrado de obra nueva y 300 en las reformas. El concepto por el que en el 2011 se liquidaron 3.100.633 euros, que en el 2012 se quedó en 926.418 euros y que en el presente ejercicio se salda con 521.276 euros, de acuerdo a los datos aportados por los servicios de recaudación de la Concejalía de Hacienda.

La misma proporción que sale de la comparativa de las licencias urbanísticas, en las que se cobra la gestión administrativa paralela a la obra sobre la que se aplica el Icio. Tasas que en el 2011 fueron de 448.167 euros, en el 2012 de 133.826 euros y en los 10 primeros meses de este año, 92.346 euros.

Con la pérdida de las grandes obras y las nuevas edificaciones de los sectores urbanísticos en ciernes, abandonados a la espera de demanda, los ingresos quedan ahora supeditados a las reformas de inmuebles, que llenan de andamios cada vez más fachadas. Un negocio, en el que caben las obras obligatorias derivadas de las Inspecciones Técnicas de Construcción (ITC), al que se agarran las empresas constructoras para mantenerse en el mercado y no perder todavía más empleo. Las mismas empresas constructoras que antes de la crisis levantaban las grúas torre de un León que ya no existe.