Diario de León

Antibióticos cumple un año inerte

La compañía atraviesa el ciclo más crítico desde que detuvo las líneas esenciales de producción . La solicitud del proceso de liquidación por inviabilidad determina desde ahora el futuro de la empresa.

Trabajadores de Antibióticos, en una de las protestas que realizaron en primavera para reclamar un futuro para la fábrica.

Trabajadores de Antibióticos, en una de las protestas que realizaron en primavera para reclamar un futuro para la fábrica.

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l. urdiales | redacción
León

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Doscientos ochenta y nueve trabajadores esperan ante un laberinto para volver a su empleo. El último año de Antibióticos forma ya parte de un relato de recesión y crisis, un galimatías judicial y financiero tras el que no alcanza a atisbarse la situación que desea la plantilla. Tres expedientes de regulación de empleo, un proceso concursal, un informe de la intervención que duda de la viabilidad de la empresa, las puertas de la liquidación abiertas, y una deuda de más de cuarenta millones de euros salpican de pesimismo cualquier salida para la firma que un día fue insignia y ejemplo de una industria famacéutica y química con pujanza en León. Antibióticos suma ya un año improductivo.

Vísperas de tormenta

Líneas de negocio

Hace ahora 12 meses que la propiedad de Antibióticos daba por hecho que el futuro de la fábrica estaba sujeto a explorar en nuevos campos de producción, tales como plásticos biodegradables, o género vinculado a la energía alternativa, biodiésel. En pleno recuento de posibilidades, que llegaron a experimentarse con alguna multinacional americana, la compañía abre (noviembre 2012) un ERE suspensivo (el segundo de una cadena que prolonga en el tiempo la misma situación de regulación de empleo que ya se había dado en julio del 2012) para solucionar — «a corto plazo», dijeron— la falta de actividad. Aún se le añadió otro, que ha sido la única opción de ingreso que tiene la plantilla y que expira el 31 de diciembre. La llegada de los actuales propietarios se puede leer ahora como una premonición; los Pucci tomaron el control de Antibióticos cuando la fábrica superaba un expediente de regulación de empleo, en 2009. Un minuto antes de esa venta, el anterior dueño separó del paquete a Vitatene.

Máquinas paradas

El grueso de la producción se paró en noviembre

Acabó la producción en el grueso que sustentaba Antibióticos con el segundo ERE; ya hace un año que no hay actividad en el área de fermentación, que nutría los ingresos de la fábrica. En la zona de estériles (8% de la compañía) duró hasta febrero.

Concursos

Voluntario y necesario, de Madrid a León

Horadado ya por la falta de ingresos y por una deuda galopante, Antibióticos entra en preconcurso de acreedores a principios de este año; cinco meses más tarde, en mayo, solicita el concurso voluntario en un juzgado de Madrid. El punto jurisdiccional es motivo de pleito, hasta que el juzgado de Madrid se declara incompetente en el caso, que acaba en un juzgado de León, apropiado por la proximidad al área de actividad de la fábrica. Paralelamente, un grupo de trabajadores solicita concurso necesario, que rige en el proceso tras rechazar el juez el iniciado por la compañía, que no aportó la documentación que en materia de contabilidad y balances marca la ley.

Cadena de pleitos

Recusaciones

La marcha del concurso de acreedores es paralela a una cadena de pleitos que relaciona a la propiedad de la fábrica —apartada de la gestión desde el verano— con la parte judicial que tutela el proceso. Ha recusado al juez, al secretario, al auxiliar, a los administradores concursales; recurrido las decisiones sobre el convenio voluntario, pleiteado los rechazos judiciales por irregularidades en las cuentas y cierres de ejercicios. La estrategia se lee como legítima defensa de los intereses la propiedad o como una treta para ganar tiempo y retrasar en lo posible la salida que le espera a una sociedad en quiebra, atollada en las deudas.

Liquidación anticipada

Costes sin ingresos

La última referencia que trascendió sobre el proceso concursal es la petición de los administradores concursales al juez, para que disponga la liquidación de la compañía. La sustenta un informe letal sobre la inviabilidad de la empresa y la capacidad de la propiedad para poner en marcha de nuevo la producción. Junto a ese cúmulo de déficit aparece otra fuente de deuda, la que se genera contra la masa, que crece en medio millón de euros cada mes y no tiene respuesta por parte de la propiedad. Esa deuda también lleva a otras medidas extremas que pueden afectar a la plantilla; los administradores plantean ya extinción de contratos para reducir costes y esa deuda contra la masa, que al final asumirán los acreedores. La fábrica está inactiva y genera costes sin ningún tipo de ingreso.

Más deuda que activos

Futuro complicado para plantilla y unidad productiva

Cualquier economista que vuelva una mirada rigurosa hacia la situación financiera de Antibióticos observa un futuro negro al considerar que los activos de la compañía tienen menos valor que su deuda. Cuando llegue el momento, resolver ese desfase obligará a medidas extremas como la venta de la unidad productiva u otros activos por separado. La propiedad defiende el convenio de acreedores y promete regresar a la producción.

División social

Sindicatos encontrados en el comité

Una de las polémicas nucleares que ha generado la crisis de Antibióticos es la división de posturas; en el seno del comité de empresa, donde se mide la versión de UGT, Comisiones y Csif, por una parte, y USO por otra; y entre una facción de la plantilla (un tercio) que responde abiertamente a decisiones del comité y convoca asambleas para recabar información. El mensaje esencial que comparten es la defensa de los puestos de trabajo. Se enconan las posturas en el cómo y con quién; con Pucci o con otra gestión al mando.

La plantilla

Un año sin cobrar y con la prestación del paro a medio consumir

La radiografía a la situación de la fábrica devuelve siempre al punto esencial: la plantilla, 289 empleados, 289 personas. Casi trescientas familias leonesas, que arrastran once nóminas sin cobrar, dos extras, y con más de la mitad del derecho a paro consumido. Ese es el drama.

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