León instalará cuatro cámaras más en el casco histórico
Los nuevos dispositivos elevarán a 28 los equipamientos de videovigilancia.
Al panel de control de vigilancia de la Policía Local, formado por nueve televisores con capacidad para dividir su pantalla hasta en cuatro imágenes cada uno, se le sumarán en el primer trimestre del año otras cuatro cámaras más, si prospera la petición cursada por el Ayuntamiento. Nuevos dispositivos que se quiere colocar en la calle Ancha, a la altura de la farmacia Merino y orientada en dirección hacia Botines; en la plaza de Torres de Omaña; y dos en la plaza de San Martín, en la esquina del bar Tizón y en el ángulo opuesto, por donde se sale hacia la plaza de Riaño.
Los responsables del consistorio argumentan la petición en la necesidad de proteger el patrimonio histórico. El mismo aval que se utilizó ante la comisión de garantías para las otras 22 cámaras que hay en el casco histórico en la actualidad, a las que se suman otras dos en el cuartel de la Policía Local, ubicado en el Colegio de Huérfanos Ferroviarios (CHF). Un sistema tecnológico de vigilancia al que se suman además los nueve dispositivos ligados a los bolardos de entrada a la ciudad antigua, así como los 14 que hay en las plazas y calles con mayor tránsito de vehículos. Una defensa que la Concejalía de Policía, dirigida por Ricardo Gavilanes, complementa con la definición precisa de los ángulos y la orientación que se quiere que tenga cada uno de los cuatro focos, siempre con la grabación fuera de los edificios privados. Un planteamiento, que ha conseguido hasta ahora que no haya ni una sola reclamación por intromisión a la intimidad que tendrá que evaluar de manera individualizada el órgano estatal, como ya sucedió en cada una de las anteriores cámaras que hay instaladas y en funcionamiento.
El equipamiento tendrá un coste de 4.000 euros, según los cálculos iniciales. La factura de los cuatro equipos de grabación, puesto que los 683.000 euros que se invirtieron en el 2010 permiten que ahora tan sólo haga falta conectarse a la infraestructura montada para dar cobertura a las cámaras.
Pese a que el argumento principal se sustenta sobre la protección del patrimonio, la Policía Local no esconde que durante estos tres años las cámaras han servido como instrumento para la resolución de incidentes. Casos como los apuñalamientos, dos de ellos mortales, para la detención de un grupo de grafiteros al que se metieron en el atestado más de 700 firmas por la ciudad, el tráfico de drogas en zonas como el Mercado del Conde o Las Cercas, el robo de bicis o el seguimiento de sospechosos. Un uso para el que existe incluso un protocolo de colaboración con la Nacional y la Guardia Civil y su aportación como pruebas para los juicios.
La infraestructura tecnológica se centraliza en las instalaciones del CHF. Allí, dos agentes y un jefe de servicio permanecen durante las 24 horas pendientes de las pantallas. Unos equipos que cuentan con un sistema de alerta automático cuando detectan situaciones determinadas. La notificación que hace que se suene un pitido y se ponga en rojo la pantalla concreta y, dentro de ella, se marque en un cuadro en punto concreto, cuando por ejemplo alguien se acerca a un monumento permanece allí, cuando aparece humo o fuego, cuando una persona pasa a la carrera, cuando un ciudadano se queda inmovilizado en el suelo, cuando se dejan una mochila olvidada, cuando se amontona en un mismo espacio un grupo de gente, cuando se cruza una línea sensible, como podría ser la verja de la Catedral , cuando se hacen itinerarios erráticos de acercamiento a coches o puertas de casa e, incluso, cuando se mueve un adoquín de manera reiterada.
Un funcionamiento que han reclamado varias asociaciones vecinales, pero que no se prevé que salga del casco histórico por la dificultad que tendría para contar con el permiso estatal.