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Como era en un principio

Profunda restauración con polémica de la talla de la Soledad, que recupera su aspecto original de finales del siglo XIX

León

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La Cofradía de Nuestra Señora de Angustias y Soledad ha devuelto al culto en la iglesia de Santa Nonia la imagen de una de sus tallas titulares, la de Nuestra Señora de La Soledad, después de someterla a un profundo proceso de restauración de la mano del imaginero sevillano Salvador Madroñal.

Sujeta ya en los años 50 a un intenso debate en torno a la conveniencia de sustituirla por el mal estado que ya presentaba entonces, la Junta de Gobierno que encabeza en la actualidad Emilio de la Puente adoptó este año la decisión de remozarla a fondo, circunstancia que ha provocado reacciones de rechazo en algunos sectores de la cofradía, la más antigua de las existentes en León.

De la Puente sostiene que el trabajo del imaginero se ha adaptado a la perfección al encargo que había recibido: «Hemos puesto en sus manos numerosa documentación y muchos elementos de análisis para que supiera a qué atenerse y siempre con el encargo de respetar al máximo la talla original. El problema es que con el paso de los años, la imagen se había estropeado mucho y no tenía nada que ver con la primera. Por eso puede chocar y parecer que el resultado final es negativo, pero es que efectivamente, los deterioros la habían cambiado mucho. La Soledad que todos recordábamos en los últimos años, no tenía nada que ver con la que fue inicialmente».

La cofradía sometió al análisis de tres expertos imagineros la restauración de la Virgen y finalmente determinó que quien más se ajustaba a la idea original era Madroñal: «Es un artista de gran reputación, que ha recibido una crítica fantástica en Sevilla por el trabajo que ha hecho. Le han felicitado mucho».

No obstante, el responsable de la cofradía más antigua de León entiende que en materia de estética, todo es opinable: «La crítica constructiva no nos parece mal en absoluto, porque cada uno tiene unos gustos y se puede estar más de acuerdo o menos, pero lo que está claro es que nuestra obligación era devolver a la Virgen de la Soledad al estado originario, que distaba mucho de ser el que presentaba en los últimos años. Los imagineros que la han analizado nos han dicho que tenía fisuras, que estaba atacada por la carcoma, que la policromía estaba totalmente deterioriada y que hasta la faltaban lágrimas respecto al diseño original. Hemos buscado lo mejor para el patrimonio de la cofradía y hemos tratado de ser fieles a nuestro pasado», explicó el abad.

«Con las restauraciones siempre pasa lo mismo: suponen un cambio un poco drástico a veces, pero de lo que se trata es de recuperar la imagen que esculpió el artista, no la que nosotros tenemos en la cabeza. Y es lo que se ha hecho», destacó el seise del paso, Gerardo González Prada.

Este año, en El Entierro

La talla, que saldrá a la calle este año el Martes Santo (15 de abril) en la procesión del Dolor de Nuestra Madre y el Viernes Santo (18 de abril) en el Santo Entierro es una de las que porta a hombros la corporación municipal los años pares, en un tramo en las inmediaciones de la Colegiata de San Isidoro de la capital.

El pasado domingo, la talla que comparte titularidad de la cofradía con la de la Virgen de Angustias, volvió a ocupar su lugar en la capilla de Santa Nonia.

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