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El aparcamiento subterráneo de la plaza Mayor se abrió el 30 de diciembre de 2002.

Publicado por
León

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El aparcamiento de la plaza Mayor representa el negocio perfecto. Un proyecto que le costó construir a Martínez Núñez 2,1 millones de euros y que, 10 años después de su apertura y explotación, le reportó 2,3 millones. Un beneficio consagrado por el acuerdo alcanzado con el entonces equipo de gobierno popular de Mario Amilivia. Un documento ventajoso para el lucro privado, gestionado desde el área de Urbanismo por Cecilio Vallejo, en el que la empresa constructora se garantizó que el Ayuntamiento adquiriría las plazas que no hubiera sido capaz de vender, si se le reclamaba antes de cumplir los dos años de la concesión. El pago que se haría sin perjuicio de continuar con la explotación de las instalaciones durante 75 años a cambio del pago anual de 140 euros por plaza de rotación y 24,04 euros por plaza cedida a terceros. Un derecho que la sociedad pidió que se ejecutara en el 2004, pero que se ha arrastrado sin resolver hasta el actual mandato.

No es el único beneficio conseguido por Martínez Núñez ni el único gasto que sufrió el Ayuntamiento por el aparcamiento. El consistorio tuvo que afrontar en los albores del 2000 el coste de 180.000 euros de la excavación arqueológica, que demoró hasta tres años los trabajos, y otros 300.000 euros de la expropiación de las cocheras de un edificio que se tuvo que demoler. Desviaciones que se redondearon con los cerca de 600.000 euros que el consistorio desembolsó por la urbanización de la plaza Mayor con un mármol que, todavía ahora, ha tenido que ser abujardado para que no se convierta en una pista de patinaje. El saldo de una época de concesiones de obras dirigidas desde Urbanismo por Vallejo en las que Martínez fue el destinatario de otros proyectos de relevancia, como el aparcamiento subterráneo de Ordoño II o el estadio de fútbol.