Tras las huellas de Madre Coraje

Los sueños se cumplen. Sobre todo cuando se encaran con coraje. Ana Laura Herrero Rodríguez, de 16 años, deseaba con todas sus fuerzas participar en la ruta BBVA —antigua ruta Quetzal— y lo ha logrado con nota y de la mano de Madre Coraje .

Su trabajo literario sobre María Elena Moyano, luchadora por las personas más empobrecidas y por la paz en Perú, y un proyecto de emprendimiento social han proporcionado el pasaporte a esta estudiante de 1º de Bachillerato para viajar este verano a las fuentes del Amazonas.

Obtuvo un 9,16 y es la única leonesa que este año formará parte de la expedición de Miguel de la Quadra Salcedo a Perú y a diversas comunidades españolas como Toledo, Navarra, País Vasco y Castilla y León.

La joven, alumna del IES Juan del Enzina, es una de las 201 personas de 22 países seleccionadas para disfrutar de un viaje de mes y medio por las tierras incas y españolas por las que discurrirá la vigésimo novena edición de este proyecto que surgió en 1979, hace 35 años, para tender puentes entre España y América Latina a través de la juventud, de la historia, la naturaleza y los valores sociales.

«Una amiga me contó su experiencia y me llamaba mucho la atención. Quería ir, pero el año pasado se me pasó la convocatoria y este año era mi última oportunidad», comenta la joven, muy tímida, porque dice que no le gusta «presumir». No fue fácil elegir un personaje peruano del siglo XX, como exigían las bases. «Buscaba y buscaba y me salían muchos políticos o de otros siglos. Madre Coraje era la última en una página de mujeres de Perú que habían tenido influencia social», explica.

Ana Laura Herrero está impresionada «con la valentía y la fuerza» de la mujer, Premio Príncipe de Asturias, que fue asesinada en 1992 en Lima en un brutal atentado perpetrado por Sendero Luminoso. «Realizó muchas obras sociales en la ciudad de Villa Salvador, que fue fundada sobre unos arenales y a la que los vecinos le tuvieron que dotar de servicios porque el Gobierno no cumplió su promesa de hacerlo», explica la joven de cuyas inclinaciones por las obras de tipo social habla su madre. «Siempre le ha gustado y todavía no hace mucho tuvo la iniciativa de ir a Cruz Roja para informarse y convertirse en voluntaria», explica.

Las ganas de conocer «una cultura nueva» y de entrar en contacto con personas que viven realidades «muy pobres y muy difíciles», añade la muchacha, están detrás de su gran deseo de participar en la mítica expedición que inició su primera aventura en 1979, hace 35 años.

Jugar con los niños

Ana Laura admite que está muy contenta: «Es un sueño. Me gusta viajar y es una oportunidad única». Cuando miró las listas por Internet y vio su nombre «me parecía imposible, no me lo esperaba». Se lo habían pintado «muy difícil», señala su madre, Ana Rodríguez.

La otra parte del proyecto consistía en un proyecto de emprendimiento social. Como problema eligiói la inseguridad y la intolerancia en los lugares públicos de Perú y como soluciones propuso algunas de las que han puesto en práctica los propios habitantes de Villa Salvador, la ciudad formada por aluviones de inmigrantes rurales al sur de Lima. «La falta de iluminación propiciaba mucha violencia, así que ese es uno de los aspectos que podría mejorar la situación», añade la joven.

«Me haría muchísima ilusión conocer Villa Salvador, pero no sé si la expedición pasará por allí. Sé que vamos a las fuentes del Amazonas y a la isla de los Cóndores», apunta. Pero si hay otro sueño que espera poder cumplir en su periplo por las tierras americanas: «Poder jugar con los niños de allí. Me hace muchísima ilusión».