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EL LEONÉS ACUSADO DE MATAR A SU NOVIA

«No quiero salir de la cárcel ni beneficios porque yo no la maté»

El reo leonés acusado de asesinar a su novia insiste en su idea de no coger permisos si no se le declara inocente. Existen precedentes de querellas contra el Tribunal Supremo, pero nunca interpuestas por un preso. David Villafañe García, un recluso leonés de 38 años, que lleva encarcelado desde los 22, amplió este viernes la que ha presentado contra tres magistrados del Alto Tribunal.

David Villafañe, en una imagen previa a su ingreso en prisión.

León

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Luciano Varela, Juan Saavedra y Juan Ramón Verdugo son los destinatarios de la querella por prevaricación. El reo leonés los acusa de no reconocer que saben que es inocente de la muerte de su novia, Marta Couceiro, de cuyo fallecimiento fue considerado culpable como autor de asesinato según la Audiencia Provincial de Bilbao. Este periódico le entrevistó a través de su abogado, Guillermo Salvá Paradela.

—¿Cómo era la relación con Marta?

—Llevábamos medio año juntos. La conocí en el merendero de Artxalda (Bilbao) y nos enamoramos. De amigos pasamos a novios pero no llegamos a vivir juntos. Su familia me aceptó bien.

—¿Ella había tenido algún problema de salud antes?

—Sí, desde que la conocí andaba con los asuntos de las alergias, pero nunca me pareció que fuera grave ni que le fuera a pasar nada. Tuvo episodios de arritmias cardíacas, problemas de crecimiento y algunas afecciones respiratorias.

—¿Cómo se enteró usted de su muerte?

—Su hermano la encontró muerta en la casa de veraneo que tenían en la playa. Yo no me enteré hasta el día siguiente. Llamé yo, a mí nadie me telefoneó para decírmelo. Sus padres no tenían manera de contactar conmigo. Yo la llamé y me lo contaron.

—¿Cuál fue su reacción?

—Me quedé desconcertado. No entendía nada. Yo preguntaba: «¿Qué ha pasado?» . Y simplemente me contestaban: «Que ha muerto». Y yo les pregunté: «Pero ha tenido un accidente o qué es lo que ha pasado?». En ese momento lo único que quieres es sabe, porque yo no acababa de creérmelo. Ella había tenido en el pasado intentos de suicidio. Yo preguntaba por si ellos me estaban ocultando algo. Jamás se me pasó por la cabeza que nadie la hubiera matado, sinceramente pensé que se había suicidado.

—¿Por qué apuntaron hacia usted?

—Al aparecer la esquela de Marta en los periódicos, los seguros presionaron y ordenaron una segunda autopsia. Fue una cacería indecente. Si no hubiera sido el asunto del dinero y de los seguros, yo no estaría en la cárcel, eso lo tengo clarísimo. Segurísimo. Ni hay delito ni hay pruebas.

—¿Llegó a cobrar usted el seguro?

—Ni un euro. Todo el dinero se lo han quedado las aseguradoras.

—¿Qué depararon las autopsias?

—La primera decretó que la muerte de Marta fue por causas naturales. En la segunda dicen que aprecian signos de que dos dientes se han movido (dando a entender que había existido violencia). Los forenses reconocieron que los hallazgos no tenían valor uno por uno, pero decidieron que todos juntos sí tenían valor inculpatorio. Yo presenté cinco informes que demuestran lo contrario, firmados por Francisco Echeverría Gabilondo, María Castellano Arroyo, José Antonio García Frade, Vicente Herrero Hidalgo y Luis Frontela Carreras.

—¿Los forenses de la familia qué versión ofrecieron?

—No hubo ninguno que quisiera ratificar la barbaridad que certificaron los forenses del juzgado. No pudieron presentarlos. Tampoco hubo abogados de oficio que quisieran representarles. En el recurso de casación demostrábamos que se había recurrido a los indicios para acreditar el hecho. El Supremo fue más allá y vino a decir que Marta era inmortal y no podía morir de muerte natural.

—Llegó a ponerse en huelga de hambre dos veces ¿verdad?

—La primera duró 65 días y en el día 62 me tuvieron que alimentar de forma forzosa por orden judicial. En la segunda, en el día 48 me encontraron inconsciente en coma por hipoglucemia. El día 54 me aplicaron otra alimentación forzosa. Me ataron porque me quité la sonda nasogástrica porque me habían vuelto a detectar riesgo de parada cardíaca.

—¿Cómo se soporta una huelga de hambre?

—Porque saber que eres inocente te da mucha fuerza. También hay una parte de desesperación, de reivindicación y de coraje para pedir justicia. Sabía que tenía que armarla gorda.

—¿Temió por su vida?

—Muchas veces. A partir del día 40 me costaba mucho respirar. Por las noches lo pasaba fatal y pensaba que ya no me iba a despertar. Tenía taquicardias y mucha angustia.

—¿Mantiene su intención de no acogerse a los beneficios penitenciarios?

—Conllevan el hecho de asumir el delito y arrepentirse. No puedo hacer ninguna de las dos cosas porque yo no fui. Por principios y por valores. Me achacan un delito muy grave que no he cometido y no voy a pasar por ahí. Saben que soy inocente desde el primer día pero no hay peor ciego que el que no quiere ver. Eso está más que claro.

—¿Cuánto le queda de condena?

—Hasta enero de 2017.

—¿Y cuánto tiempo lleva en prisión?

—16 años. Casi he estado tanto tiempo en libertad como en prisión. Entré con 19, salí preventivo y volví a entrar con 22... El Instituto Nacional de Toxicología, que es un organismo independiente, aprecia una miocarditis en el corazón de Marta, que es lo que le produjo la muerte. Interpusimos un recurso de revisión y no se molestaron ni en estudiar la prueba a fondo.

Si prospera la querella y se demuestra que usted es inocente ¿quién le va a devolver los 16 años que ha pasado en prisión?

—Nadie, absolutamente nadie. Y eso que estoy seguro de que va a prosperar. Ninguno de los tres jueces es tonto y saben que han prevaricado. Saben que hay una prueba indubitada de mi inocencia.

—¿Cómo está su familia?

—Mal. Hemos estado muy mal peor ahora estamos en otra fase. A diferencia de entonces, hay publicidad y transparencia y confiamos en que la Sala del Artículo 61 sea seria y rigurosa. Tenemos absoluta claridad y completa certeza. La fianza que mi madre había depositado para avalar mi libertad provisional, se la dieron a la familia de Marta en concepto de responsabilidad civil. Era dinero de mi madre, no mío...

—¿Por qué ha cambiado tanto de abogados?

—Porque las circunstancias han ido variando. Yo intuía que Rafael Gordillo, por su pasado, no iba a querer presentar la querella ante el Supremo. Sabía que Guillermo Salvá Paradela (su actual letrado) iba a ser quien iba a llevar la querella porque es independiente y no le frena nada ni nadie.

—¿Ha recuperado el optimismo?

—Totalmente. Estos jueces van a ser procesados y si el instructor se niega incurriría en un delito del artículo 448 del Código Penal y también podría ser procesado.

—¿Qué va a hacer el día que salga?

—Volver con mi familia

—¿Cuál era su relación con León?

—Mi familia es de Sahagún y yo venía todos los veranos. La Semana Santa también la pasábamos en León. No puedo decir que tenga amigos allí porque con todo lo que ha pasado, yo las amistades se califico de otra manera. Lo que tengo son colegas.

—¿Ha hecho amigos en prisión?

—No, esto es otro mundo muy diferente.

—¿Y si la querella no prospera?

—Será un escandalazo.