psiquiatría
El servicio que salva vidas
Urgencias del Hospital de León apuesta por un sistema que facilita la identificación de la enfermedad psiquiátrica y deriva a los pacientes al recurso más adecuado.
«La conducta suicida no traduce un no quiero estar aquí sino un no quiero estar así». El psiquiatra Antonio Serrano García coordina desde hace 21 meses las urgencias de psiquiatría del Hospital de León, un nuevo servicio hospitalario que tiene como objetivo que cada paciente, según su patología, sea derivado al recurso sanitario más adecuado para estabilizar su estado y que ninguna persona con tendencia suicida se quede sin el tratamiento preciso, aunque en el 27% de los casos no padecen un trastorno psiquiátrico. En el otro 73% hay trastornos mentales orgánicos (131), abusos de sustancias (254), psicosis y esquizofrenia (465), afectivos (503), Neuróticos (508). Al servicio de urgencias psiquiátricas del Hospital de León han llegado 2.414 pacientes en 21 meses de los que aproximadamente el 20% —463— han intentado quitarse la vida, uno de los cinco que cruzan la puerta de urgencias cada día en demanda de asistencia médica. La causa hay que buscarla en los malestares propios de la vida. Los trastornos de la personalidad (88 casos) y los trastornos neuróticos (113) son los que más inducen a los leoneses a intentar acabar con su vida pero «el suicidio o el intento de suicidio no es una patología psiquiátrica, a veces el paciente demanda ayuda para soportar la vida», explica el psiquiatra, que considera que la sociedad está excesivamente medicalizada. «El 20% de la población toma psicofármacos, una barbaridad porque la ansiedad no es una patología psiquiátrica y no hay que confundir depresión con tristeza. Esta última no se puede evitar, existe en la vida con la alegría. No se deben medicalizar reacciones normales del organismo y hay que plantearle al paciente que tiene que resolver el conflicto que le provoca ese estado». Y el psiquiatra tiene poco que hacer en ese conflicto «salvo escuchar y orientar».
El papel social
En ese escuchar y orientar la medicina tiene pocos recursos, que son competencia de los sistemas de protección social. «La crisis no aumenta los suicidios, los suicidios surgen cuando fallan los sistemas de protección social. Si hay protección social los suicidios se estabilizan». Y, de momento, es lo que pasa en León. Las estadísticas demuestran que los intentos de suicidio están estabilizados, no han aumentado en el último año y medio en el que se hacen las estadísticas en Urgencias. «Los recursos sociales todavía funcionan, principalmente con el apoyo de las familias».
Las personas con una crisis por trastornos de personalidad o estados neuróticos son los que más demandan ingresos hospitalarios. «Hay personas que se encuentran tan mal que quieren que les ingreses, con todo lo traumático que resulta una hospitalización en psiquiatría, pero la psiquiatría no puede resolverles el problema». Serrano llama la atención que, pese a la crisis, «son los problemas de relación entre las personas los que más ansiedad provocan, son muchos más importantes que los económicos». El psiquiatra afirma que «es un buen síntoma que las personas den más importancia a las relaciones que a la economía».
El 63% de las personas que han intentado quitarse la vida en este periodo de tiempo son mujeres. Ellas lo intentan más, pero son los hombres los que más consuman el suicidio. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), 36 personas se suicidaron en León en 2012, 31 hombres. «Los hombres utilizan métodos más agresivos que las mujeres y no hay posibilidad de intervención médica», explica el psiquiatra.
Pero lo que más llama la atención de las estadísticas de urgencias es el aumento de los intentos de suicidio en menores. Los psiquiatras de urgencias atienden a un menor cada tres días, una media de nueve casos al mes en abril cuando hace año y medio no superaban los dos mensuales. El 26% de los 109 casos atendidos han intentado suicidarse. «Es tremendo», asegura el psiquiatra. Los menores necesitan asistencia por problemas de conducta y agresividad. «En mi opinión las causas no son médicas, tienen que ver con el estilo de vida, es educacional y filosófico. Las familias tienen la responsabilidad de enseñar a pensar bien a los hijos. La vida no es consumo continuado. Hay que aceptar las frustraciones y evitar el pensamiento dicotómico de que algo es bueno o malo».