Triana y su madre, a prisión incomunicada y sin fianza por orden de la jueza

Triana Martínez y su madre, Monserrat González, están en prisión desde las 4,30 de la madrugada. Poco antes de esa hora, la jueza que instruye el caso por el crimen de Isabel Carrasco, la presidenta de la Diputación asesinada el lunes en la pasarela del Bernesga, envió a la Prisión Provincial en Mansilla de las Mulas a las dos detenidas. La magistrada ordenó prisión preventiva, sin fianza e incomunicada para ambas.

Monserrat González fue la primera en pasar a disposición de la jueza. En una sala blindada y con un reducidísimo número de gente para evitar filtraciones, la principal acusada del crimen, que confesó ante la policía haber apretado tres veces el gatillo que acabó con la vida de Carrasco, fue interrogada por la jueza durante casi cuatro horas. A las 12 y dos minutos salió de la sala. Su hija, Triana Martínez, declaró ante la jueza hasta cerca de las 4 de la mañana. A esa hora, la magistrada dictó para ambas orden de prisión incomunicada.

Las dos detenidas están en Villahierro, la prisión provincial de León situada en Mansilla de las Mulas. A las dos se les ha aplicado el protocolo de ingreso en la cárcel, que incluye una vigilancia para prevenir intentos de suicidio.

La jueza podría volver a tomarlas declaración. En las próximas horas está previsto que llame a declarar a Raquel Gago Rodríguez, la policía local amiga de Triana que entregó en la comisaría 30 horas después del crimen el arma homicida, un revólver Tauros de 38 milímetros que las acusadas compraron en Gijón a un toxicómano que ya ha fallecido. Gago está en libertad pero imputada policialmente en el caso. Su versión, con muchas lagunas, tendrá que ser esclarecida ante la jueza de instrucción número 4 de León. Raquel Gago se ha cogido unos días de descanso por indicación de sus superiores. La agente, con varios años de servicio y una hoja impoluta, no ha sido suspendida. Ante la jueza tendrá que puntualizar una de las grandes incógnitas del caso: si Triana le entregó personalmente el arma apenas unos minutos después del crimen de Isabel Carrasco o si, como sostiene ella misma en su declaración ante la policía, fue Triana quien depositó una bandolera con el revólver dentro del coche. 

La jueza había ordenado blindar literalmente el edificio de los Juzgados y ordenó a la policía inspeccionar todas las dependencias para comprobar que no quedaba nadie dentro. No quería ni una sola flitración.

El traslado de las dos detenidas se hizo desde la Comisaría de León poco antes de las 8 de la tarde separadas en dos furgones y en medio de un llamativo despliegue policial con coches, motos, furgones y luces encendidas. En la caravana desde la comisaría a los Juzgados iba un coche con la comisaría provincial de León, María Marcos. En la puerta de las dependencia policiales había una gran cantidad de gente. Al paso de los furgones, algunas de las personas congregadas profirieron gritos de "asesina, asesina".