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INCENDIO EN LA FÁBRICA DE TROBAJO

Las llamas devoran en tres horas parte de la fábrica de muebles Mobbeltur en Trobajo

La explosión de un trailer de espuma que descargaba un trabajador le causó heridas leves en manos, brazos y cuello

El espectacular incendio de la fábrica de Mobbeltur generó grandes nubes de humo negro, visibles a varios kilómetros de distancia de Trobajo del Camino

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PILAR INFIESTA | SAN ANDRÉS
León

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En menos de tres horas, las llamas devoraron ayer una sección de unos 2.000 metros cuadrados de la fábrica de tresillos Mobbeltur de Trobajo del Camino. Un devastador incendio originado, presumiblemente, cuando se descargaban grandes paneles de espuma de poliuretano en el exterior de los almacenes, hirió a un trabajador, D.R., que fue trasladado con quemaduras leves en manos, brazos y cara al ambulatorio. También arrasó «el área de forrado de cojines, transformación de hierros, almacén de madera y de la fábrica», según precisó uno de los socios, Jorge Matía.

La deflagración comenzó al filo de las dos menos cuarto de la tarde, poco después de que el grueso de la plantilla hubiera abandonado la factoría a las 13.00 horas. D.R. se había retrasado para ayudar a vaciar las planchas de tres metros de altura por cuatro de ancho del camión-trailer que acababa de llegar de Portugal, según confirmó Matía. El fuego le sorprendió manejando el toro y colocando el material en la nave. «Sólo le dio tiempo a correr porque la espuma es como la gasolina, prende muy rápido. Se hizo una bola de fuego y explotó por los aires el techo de la cabina del camión», relató. De nada sirvieron los intentos de sus compañeros del otro sector de la factoría de atajar las llamas con extintores. Los Bomberos barajan que el origen del incendio esté relacionado con la electricidad estática, que afectó a la carga de espuma, pero las conclusiones se conocerán en unos días, tras la investigación de la Policía Científica.

La espectacularidad de la humareda, que se elevó varias decenas de metros por encima del tejado de Mobbeltur, y fue visible desde las localidades vecinas, concitó a numerosos curiosos y vecinos en las inmediaciones. De hecho, las fuerzas del orden tuvieron que acordonar los caminos de acceso a la nave para evitar posibles daños a la población, sobre todo, ante el riesgo de que el fuego alcanzara a un depósito de 1.500 metros cúbicos de gasóil.

Matía explicó que el fuego quemó en minutos el 50% de las instalaciones, «divididas en dos centros de trabajo». Por eso se salvó el ala izquierda, donde están situados «la sección de corte y costura, tapicería y carpintería», precisó, además de la tienda, ubicada en un edificio cercano. Las labores para sofocar el fuego se complicaron por la gran acumulación de productos inflamables, que impedía penetrar en el interior de los edificios a los Bomberos. Matía, visiblemente afectado por la magnitud del incidente, expresó que prefería «no pensar en cuánto están valorados los daños», que han reducido a cenizas la mitad del área de producción y almacenes. «Teníamos unos 500 metros cuadrados de espuma, además de bidones de disolventes y pegamentos», calculó. De ahí, las continuas explosiones que se escuchaban, relacionadas también con el estallido de los neumáticos y el remolque del trailer. Trabajadores y familiares de los propietarios se acercaron también hasta la senda de entrada de Mobbeltur. Una empleada de las oficinas repetía «ay, qué disgusto, qué disgusto», mientras Julita Fernández, una de las dueñas, lloraba ante la visión de la fábrica envuelta en humo y decía que «ahora no puedo hablar, dios mío, lo qué hemos perdido». Hasta el lugar se trasladaron dos dotaciones de Bomberos, que a las cinco de la tarde daban por controlado el foco, aunque siguieron durante horas vertiendo agua en las cubiertas vencidas de las naves.

El alcalde se interesó por la evolución del herido y preguntó si era necesario desalojar los barrios vecinos, medida que no hizo falta adoptar. Gregorio Chamoro acudió nada más conocerse el suceso, junto con el concejal de Policía, Francisco Herrero, y las ediles de Urbanismo, Elena Prieto, y de Educación, Teresa Lage. A primera hora de la tarde, se presentó el subdelegado del Gobierno, Juan Carlos Suárez-Quiñones. La empresa, con 52 años de vida, asegura que «ahora toca empezar otra vez, nuestros 44 trabajadores ya están siendo trasladados a otra nave salvada para trabajar. Estaremos un poco agobiados una o dos semanas por el acopio de materias primas, pero saldremos adelante». Matia, tras el gran susto, cree que «es un problema con solución, se quemaron sofás, espumas y material, pero no toda la fábrica ni la tienda».

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