«Mi hija, con diez años, tenía que ducharme»

Inma Reyero tiene 39 años y tres hijos de 14, 11, y 8 años. Hace cuatro los médicos le pusieron nombre a una enfermedad que la mantenía en cama con mucha fatiga muscular. «Mucha debilidad, fatiga, no vocalizaba y no me respondía ningún músculo». Pero los médicos no encontraban nada que provocara esos síntomas pese a las múltiples pruebas diagnósticas a las que fue sometida. «Me caí varias veces en la calle acompañada de mis hijos pequeños. Mi hija, cuando tenía diez años, me duchaba y me ayudaba a caminar. No podía moverme porque tenía mucha debilidad muscular». Pero pese a los resultados de las pruebas su estado empeoraba. «Una vez dejé al cuidado de familiares a mis hijos y llamé a una ambulancia. Me llevaron al hospital. Me hicieron otra vez un montón de prueba y ya me daban el alta cuando a uno de los médicos se le encendió la bombilla y decidió hacerme un último análisis de sangre y pidió los niveles de acetilcolina. Los resultados detectaron una alternación importante. Le puso nombre a mi enfermedad y me ingresó. Me pusieron un tratamiento con el que mejoré. Ahora estoy muy bien y mi próxima lucha es eliminar los corticoides que tomo. Mi vida ha cambiado desde entonces».