Diario de León

LA ABDICACIÓN DE JUAN CARLOS I

Jubilados leoneses aconsejan al Rey: «Que busque una obra en Madrid para entretenerse»

Que dé largos paseos, que disfrute de sus nietos o que eche el tiempo ante alguna obra son algunos de los consejos de los jubilados leoneses para el rey Juan Carlos cuando deje el trono. Ahora que Juan Carlos I va a ingresar en el ‘Senado’, jubilados leoneses le aconsejan qué hacer con el tiempo libre que tendrá en un futuro muy cercano. En ese baño de realidad y consejos le proponen hasta salir de caza. «Pero que no sean elefantes», le advierten.

Alejandro Fresno, Arturo Tomé, Felipe Marcos y Belisario Fernández —de izquierda a derecha— departen sobre el futuro de Juan Carlos I

Alejandro Fresno, Arturo Tomé, Felipe Marcos y Belisario Fernández —de izquierda a derecha— departen sobre el futuro de Juan Carlos I

Publicado por
ÁLVARO CABALLERO | LEÓN
León

Creado:

Actualizado:

En las gradas de Botines hay foro por la mañana y por la tarde, casi hasta que el sol se pone. Un senado selecto que se guarda el sitio y llega con el cartón bajo el brazo para amansar la frialdad de la piedra. La asamblea abierta del jubilado esta semana debate sobre la incorporación de un nuevo miembro, un compañero al que una decena de leoneses con experiencia en esto de la edad del júbilo dan una serie de recomendaciones: los consejeros del monarca Juan Carlos I, ahora que pasa a la reserva. Lorenzo Linares, quinto del rey saliente, no tiene muy claro «a qué se va a dedicar» ahora Juan Carlos I. «Que cuide de los nietos, aunque no creo que lo haga mucho», se despacha, antes de resolver que quizá sea mejor que «vaya a la playa y se divierta», como advierte sentado junto al ascensor del aparcamiento subterráneo de San Marcelo.

Por allí aparece con la gorra calada, sin perder la sonrisa, con 90 años que quisieran algunos de 20, Juan Bautista, quien insiste en que lo importante es que «hay que respetarse mutuamente». Más interesado en resaltar la valía de la figura del rey durante la transición democrática, rehúsa dos veces enrocado en que no da «consejos a nadie», pero al final hace una concesión que, lejos de sacarle de su postura, la afianza: «Que no haga caso de la gente, que ahora todos le van a querer decir lo que tiene que hacer».

No le cuadra mucho esta propuesta a Manuel da Cuña, quien hace un alto en el cuidado de sus pájaros para subir por la calle Ancha a darse un paseo y reclamar a Juan Carlos I que «se siga preocupando por la nación como lo ha hecho hasta ahora». «Hace falta gente con experiencia como él. Además, su hijo va a necesitar asesoramiento en estos tiempos que se le vienen encima», sentencia.

Un poco más allá, en el centro de mayores del Cid, resguardado de la solana que se viene encima, con el periódico en la mesa y la cacha vigilante en la percha, justo encima de la cabeza, disfruta de la mañana Luis Díez Fernández. Un testimonio de autoridad que desde sus 94 años le aconseja al rey, tras su abdicación el lunes, que «haga de verdadero jubilado y no se meta en asuntos que no son de su incumbencia». «Pero que no se apoltrone, ni en cuerpo ni en mente, porque es importante que permanezca activo», añade.

Activa está la tertulia de la mesa del fondo de la cafetería del centro de mayores, donde a falta del golpeo del dominó o la partida de cartas, se enreda un grupo de jubilados. La pregunta explota en mitad del corro con una respuesta casi unánime en su socarronería. «Que hable con su hijo para que le diga a Rajoy que nos suba la paga», contestan. «No llegamos a final de mes, yo cobro poco más de 600 euros, así que lo que tienen que hacer es quitarles algo a los diputados y dárnoslo a nosotros», abunda Belisario Fernández. Le secunda casi sin dilación Alejandro Fresno, «el ‘rogelio’ del grupo», según sentencian sus compañeros, quien se queja de «las mentiras de la prensa» hasta que al final resuelve un consejo poco crítico si no se advierte la ironía: «Que disfrute de la vida, que ya trabajó bastante», concede. «Calla, calla», le reclama a su izquierda Arturo Tomé, quien reconduce la conversación hacia un análisis más práctico en el que reclama a Juan Carlos I que «guíe bien a su hijo, como si fuera un ángel de la guarda, para que tome las decisiones más adecuadas para el país». «Que dure muchos años. Y lo que tiene que hacer, si tiene salud, es venir a cazar que le gustaba mucho», remacha Felipe Marcos, mientras hacen memoria de la época en la que el rey estuvo hasta en dos ocasiones en Picos de Europa para matar un rebeco que terminó por fallecer de viejo. «Que cace, que cace, pero que no sean elefantes», estallan en una risotada los cuatro jubilados.

En La Moral, a mitad de la avenida San Mamés, mientras empieza la hora de los vinos que Fernandín se afana en servir detrás de la barra, se arrellana en la silla para echar la mañana Julio Fernández. Duda de que Juan Carlos I necesite consejo de un jubilado leonés porque «seguro que estará bien aconsejado», pero acaba por admitir que «seguro que tendrá que salir a pasear, que le vendrá bien». ¿Y cuidar de los nietos? «No creo que esté muy capacitado para cuidar de los nietos porque ellos corren mucho y él, poco; le pasa como a mí», ironiza con sus 82 años a cuestas, concentrado en la lectura del periódico del día, en el que una selección de personas de la generación del que será Felipe VI dan consejo al futuro monarca.

Como no hay casi ya movimiento de máquinas por la ciudad hay que subir hasta Las Ventas para hallar ‘vigilantes’. En el cruce de la plaza de Juan de Austria se agarra a la valla, con un pie en busca de escalón, Román Suárez, atareado en el trasiego de los poco más de tres obreros que se empeñan en que parezca que no está parado el proyecto de la integración de Feve. Con el sombrero borsalino azul un poco hacia atrás, admite que quien será a partir de ahora el padre del rey lo que tiene que hacer es «salir a pasear con los nietos, que tiene unos cuantos». Deja así el juicio en el aire, sin perder detalle con el rabillo del ojo de cómo colocan la estructura por la mitad de la traza, ya en dirección a la estación de Matallana, cuando de repente se da cuenta de la escena: un jubilado, un monarca jubilado al que dar un consejo práctico para que emplee el tiempo ahora que abandona el trono. «Que busque alguna obra para entretenerse, que todavía es joven», recomienda.

tracking