EL CRIMEN DE ISABEL CARRASCO
Triana: «Mamá, ni se te ocurra decirles quién tiene la pistola, que es una policía»
Advirtió a los investigadores: «No busquéis el arma en el río, ahí no vais a encontrar nada de nada». El sumario revela que la madre amenazó con «cometer una locura» cuando estaba en el calabozo
Montserrat González, la asesina confesa de Isabel Carrasco, abrió un pequeño enfrentamiento coloquial con su hija en las dependencias «de grupo» de la Comisaría de la Policía Nacional de León pocas horas después de su detención, porque pretendía alertar a los investigadores de que no buscaran más la pistola en el río «porque la tiene una persona pero no les puedo decir quién es». Triana advirtió inmediatamente a su madre: «Mamá, no se te ocurra decir quien la tiene» aunque casi entre dientes dijo «que es policía local».
El relato de este pasaje forma parte de las diligencias previas correspondientes al sumario por la muerte a tiros de Isabel Carrasco el pasado 12 de mayo. Pertenece a un agente del Cuerpo Nacional de Policía destinado fuera de León, pero que se había sumado a las tareas de investigación «para dar más garantías porque había vinculado al caso una persona de la comisaría de Astorga.
El agente relató ante la juez lo ocurrido en torno a las tres de la tarde del día siguiente al crimen: «Llamaron de calabozos diciendo que Montserrat estaba muy angustiada y que no le gustaba la comida, que iba a cometer una locura». Se le ofreció un bocadillo de jamón «y esta situación generó más empatía» entre la acusada y los agentes. «Explicó libre y voluntariamente que estaba muy preocupada por su hija, y que no tenía nada que ver porque la que había matado a Isabel Carrasco había sido ella».
El agente le advirtió que no dijera nada delante de ellos sin abogado «porque no valía para nada». Fue cuando la madre preguntó cuándo se le iba a tomar declaración. «Cuando aparezca el arma, que la estamos buscando en el río», contestó el policía. «Pues ahí no busquéis porque no vais a encontrar nada», sentenció.
A la vista de la intención de la madre de intentar delatar a la persona que guardaba el arma, la hija se interpuso: «Mamá, no se te ocurra decir quién la tiene», para musitar luego entre dientes «que es policía local».
El policía reconoce que se permitió a la hora de comer del día siguiente al crimen que madre e hija se vieran unos instantes en los pasillos. «Llegaron a verse, se abrazaron y Montserrat le dijo a Triana que no se preocupara, que la iba a exculpar porque iba a declarar que ella había sido quien había hecho todo y que ella se iba a ir para casa.
Relata el agente que de forma espontánea Montserrat siguió hablando: «Explicó que Isabel le había hecho la vida imposible a su hija y que era la primera noche que iba a poder dormir tranquila, pero que quería ver antes a su hija». Para ello era necesario realizar el traslado de Triana a la Comisaría de Policía de León, puesto que se encontraba en la de San Andrés del Rabanedo.
El representante del Ministerio Fiscal preguntó al agente durante la declaración en el juzgado por la decisión de permitir que madre e hija se vieran: «Las dos tienen una dependencia exagerada la una de la otra y era un mal menor, casi una cuestión de humanidad, que pudieran verse y darse un abrazo». Manifiestan que no dieron ninguna indicación del contenido de la declaración para exculpar a Triana Martínez González.