«Antibióticos está en una encrucijada que quema nuestras esperanzas»

A mediodía quedaron a la puerta de Antibióticos los despojos de la protesta que ejercieron durante 110 días un grupo de empleados de la compañía. Las cruces, el ataúd alegórico de la situación de la compañía, paquetes de galletas, los plásticos que techaron el refugio; los palés que sirvieron para apuntalar desde invierno el cuartel que fue escaparate de la inquietud laboral de un colectivo que ayer abandonó la acampada sin resolver la dosis de incertidumbre que le llevó a acantonarse. «Motivos de salud y familiares nos han hecho tomar esta decisión», explicaron tras desmontar la resistencia al abandono, que ahora prometen liderar desde otro soporte. «Los trabajadores que hemos participado en esta acampada hemos visto cómo el proceso de liquidación de esta empresa emblemática de León y en la que llevamos mucho tiempo trabajando se ve inmersa en un proceso kafkiano y agotador llevándonos a una desoladora encrucijada de expedientes de regulación, recursos y retrasos en los que se van quemando nuestras esperanzas y nuestras vidas, sin que se aporte una pronta solución», explicaron tras dejar atrás el asentamiento a las puertas de la fábrica. Con referencias críticas a la escasa solidaridad de una parte de los compañeros de la empresa. «Hubiéramos deseado que muchos compañeros, sindicatos y en especial el comité de empresa se hubiera acercado a nosotros para mantener juntos y sin tanta carga física y moral para los acampados esta lucha que consideramos justa, de todos y para todos; pero no ha sido así y esto ha mermado sobremanera nuestros ánimos y nuestra fuerza», lamentan. Aún así, aciertan a valorar la aportación de su lucha al empeño de resolver la crisis que atenaza la empresa. «Todos consideramos que nuestra lucha ha merecido la pena, todos echaremos de menos a los demás porque hemos tenido la suerte de tenerlos a nuestro lado; el espíritu de la acampada se mantiene vivo y nuestra lucha continúa; nos negamos a ser reducidos a cero y que nos impongan el silencio» concluyen antes de ampliar a la nómina de agradecimientos a los apoyos «de personas, de organizaciones e instituciones que de una forma u otra nos han transmitido su ánimo y nos han arropado estos meses».

La acampada de Antibióticos se desmonta con la empresa en el mismo punto muerto dentro del proceso concursal, sin soluciones definidas para regresar a la actividad. «Confiamos en el buen criterio de la justicia sobre el futuro de la fábrica y de todos nuestros puestos de trabajo», exponen con un optimismo contundente en el colectivo que peleó durante 110 días contra la muerte de Antibióticos.