Pérdida de valor industrial, pérdida de prestigio, pérdida de capital humano

La espiral actual de Antibióticos se manifestó hace catorce meses, cuando la Junta, la administración autonómica es competente en el asunto, tramitó una orden de paralización de la actividad de la fábrica tras observar entre denuncias, expedientes e investigación de oficio que en el interior de las instalaciones se faltaba de forma evidente a la normativa de seguridad industrial. Exagerado incumplimiento, escribieron los técnicos en los informes, si se tiene en cuenta la dedicación del recinto. Así salió a flor de piel una situación que se larvaba desde meses atrás, y que como luego atestiguaron era de sobra conocida por los empleados de la compañía. Catorce meses después de la chispa que descubrió el incendio, el decorado muestra a una estructura industrial que se desangra con la pérdida de valor acusado por la falta de mantenimiento, con la pérdida de capital humano, formación y conocimientos, y la experiencia global de una marca comercial que acumuló prestigio en más de medio siglo de fabricación puntera en el sector. Con la producción detenida se acometieron medidas de suspensión de empleo; en el año que se cuenta dentro del concurso de acreedores se acumulan dos expedientes; el último finaliza el 31 de julio. La plantilla mermó de forma sensible; las bajas laborales recurrieron a argumentos legales, como el despido inverso. Quedan 250 empleados de los 285 que había al estallido de la crisis.