Diario de León

vacaciones para el alma

A lo largo y ancho de la provincia de León se esconden seis hospederías situadas dentro de monasterios que permiten alojarse a todos aquellos que buscan realizar un retiro espiritual o quizá pasar unos días de paz y sosiego.

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León

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Eviten continuar leyendo si lo que esperan es la riqueza de una habitación de hotel con todos los extras posibles: piscina, spa, mininevera etc. Cierren los ojos si lo que quieren es que les suban el desayuno a la habitación, un recepcionista que les solucione cualquier inconveniente o wifi hasta en la ducha. A continuación no se habla de este tipo de turismo sino de uno muy diferente, un turismo que persigue la paz y la tranquilidad. Características, que junto con el sosiego, resultan indispensables para aquellos que buscan alojamiento en las hospederías monásticas. Hoy en día cuando nos persigue el estrés del trabajo, el tráfico y los continuos mensajes de whatsapp, cada vez son más los que se decantan por esta opción que ofrece la serenidad y el silencio que hacen únicos estos enclaves. No en vano, muchos de ellos fueron construidos en parajes deshabitados o en las afueras de las poblaciones como lugares de reposo. Estas moradas surgen de la tradición de acoger a los peregrinos y algunas comunidades religiosas han hecho de ello una forma de vida. Además esta actividad supone una vía de subsistencia para las órdenes de clausura en tiempos de crisis.

En la provincia de León hay seis monasterios en los que se puede pasar unos días rodeados de la historia y el arte que desprenden sus muros: Santa María de Gradefes, San Miguel de Dueñas, el Monasterio de la Virgen del Castillo, Santa Cruz en Sahagún, Santa María de Carbajal y la Casa de la Espiritualidad de San Isidoro.

Estos edificios monumentales ubicados a veces lejos de las ciudades y en muchas ocasiones incluso aislados en el campo o la montaña, se han ido modernizado y adaptándose a los nuevos tiempos junto con sus hospederías para alojar a turistas en casi todas las épocas del año. Bien es cierto que todavía hoy en día hay muchos que carecen de sistema de calefacción o bien esto conlleva unos gastos tan elevados que durante los meses invernales permanecen cerrados como ocurre en San Miguel de las Dueñas o en Santa Cruz.

Desde hace apenas unos cinco años este tipo de turismo se ha ido popularizado. No es un turismo de masas, en algunas ocasiones por la escasez de plazas pero en muchas otras por las condiciones a cumplir como los horarios y rezos en las comidas que hacen que esta oferta esté orientada a un público en concreto.

Una de las premisas que el visitante debe saber es que es muy importante atender a unas reglas, que aunque no escritas es necesario acatar como el hecho de respetar el silencio y, en algunos casos, también participar del retiro y la oración. Como norma general se ha habilitado un área separada de la que ocupan las propias monjas de clausura, es ahí donde se encuentran las habitaciones de los inquilinos y los comedores donde se les sirve las comidas.

Las hospederías son sencillas aunque igualmente hermosas, están dirigidas por las propias órdenes que abren sus puertas a todos aquellos que quieren respirar un poco de paz en un ambiente que invita a la meditación y al encuentro con uno mismo. La gran mayoría conserva todavía ese espíritu aunque las dos situadas en la capital leonesa, Santa María del Carbajal y la Casa de la Espiritualidad de San Isidoro difieren un poco de este patrón. Son las más adaptadas a la vida moderna y en cierto modo se alejan de lo que tradicionalmente se concibe como la vida en un monasterio ya que su gestión es más parecida al de una hospedería que a un lugar religioso. No quiere decir que sean mejores o peores sino que se trata de otro tipo de experiencia.

La duración de la estancia también establece diferencias entre unas y otras. La gran mayoría aloja a clientes de fin de semana e incluso pueden llegar a la semana. Es cierto que también los hay que se quedan por temporadas más amplias aunque no en todos las hospederías es posible, algunas tienen un periodo máximo de tiempo para alojarse allí.

En cuanto al aspecto económico no siempre les resulta rentable a las órdenes, sobre todo cuando se trata de monasterios rurales. Según los responsables de estos su filosofía no busca la rentabilidad económica, sino poder acoger a esa, cada vez más mermada, comunidad de personas con inquietudes religiosas que quieran pasar unos días en un ambiente espiritual y compartir los oficios con la comunidad. En su ánimo estaría poder completar las habitaciones con este tipo de huéspedes, pero en la actualidad esto es cada vez menos posible. Muchos, sin embargo, aprovechan la situación de algunos conventos solo como punto de partida para conocer el lugar.

Este tipo de turismo que parece que se ha puesto de moda es una opción muy recomendable para aquellos que desean desconectar del tiempo moderno ya que los conventos y monasterios son testigos mudos del patrimonio artístico y cultural de todas aquellas órdenes que los habitaron.

sandra alija

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